jueves, 12 de diciembre de 2019

Los planos fundacionales de San Carlos de Matanzas

El origen y autoría del - o los - planos preparados y utilizados durante la fundación de la ciudad de Matanzas en octubre de 1693 son el tema que abordaremos hoy. Para ello nos basamos en extractos de un artículo recientemente publicado en el número 389 de Librínsula, la revista digital de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”. Para ver el articulo completo y más información véase enlace aquí.

Fig. 1 Copia del plano fundacional de Matanzas,
realizado por Sotolongo en 1795

" - La ciudad de San Carlos de Matanzas es considerada la primera urbe moderna de Cuba por haberse basado en un planeamiento detallado que contó con un plano prefundacional inalterado y una distribución de terrenos que – siguiendo las Leyes de Indias - fueron rifados a los futuros vecinos, cuyo acto se realizó entonces por primera vez para la historia urbanística nacional. A pesar del aumento demográfico y urbanístico experimentado en la ciudad por más de tres siglos, esta ha preservado casi intacto su trazado original. Este trazado fue plasmado en un plano prefundacional, cuya autoría fue inicialmente atribuida al multifacético escribano Juan Uribe Ozeta quien, junto al ingeniero militar Juan de Herrera y Sotomayor, y bajo orden directa del gobernador Severino de Manzaneda, estuvieron encargados del desmonte y delineación de la ciudad y el Castillo de San Severino, respectivamente desde enero de 1693.

En 1940, el erudito historiador José A. Treserra redescubrió una copia del plano fundacional de Matanzas (fig. 1), cual restauró y dio a conocer a la prensa (fig. 2). 

Fig. 2 Copia apócrifa del plano fundacional realizada por Treserra,
añadiéndole el mítico riachuelo Sabicú.

Después de Treserra, varios investigadores han discutido la relevancia de este importante plano, en cuanto a la distribución de los solares, peculiar organización de su cuadrícula y su autoría. Siendo este el que siempre se ilustró en los trabajos historiográficos. No obstante, un análisis generalizado del mismo, con el apoyo de documentos primarios – algunos inéditos – revela discrepancias que nos proporcionan hoy una visión diferente a aquella prestada por la historiografía.

El plano de Treserra es una copia certificada por el escribano público Juan Valdés y Sotolongo en papel sellado y fechado como mismo ratifica el documento:

Certifico: que el mapa de la vuelta es el mismo que se hallaba original en el Libro de fundación de esta ciudad y en su lugar, quedo copia de su original a que me rremito y en cumplimiento de lo prevenido pongo la presente en esta ciudad de Matanzas en nueve de mayo de setecientos noventa y cinco años” [sic]. 

Fig. 3 Detalle de las copias.

Aquí Sotolongo se refiere a una copia – con fecha del 9 de mayo de 1795 – que reemplazaba a un original realizado el 13 de octubre de 1693, como sugiere el encabezamiento de dicha copia: “Planta de la fundación de la ciudad de Matanza 13 de octubre de 1693 martes” (fig. 3). Curiosamente, algunos historiadores han citado esta certificación y plano con la fecha de 9 de mayo de 1695 y no 1795. También intercambiándose la fecha del 13 de octubre del supuesto original por la del 18 de octubre. La copia de Sotolongo estaba realizada sobre la base de un plano quizás utilizado en los actos fundacionales, y la copia de Treserra fue una versión modificada de este.

¿Entonces de que fecha es el supuesto plano fundacional?

El encabezamiento de la copia de Sotolongo de 1795 claramente indica la fecha de 13 de octubre de 1693. Es muy posible, especialmente si la reproducción es de baja calidad, que se confundiesen el 13 por el 18, y de ahí surgiera el error repetido. La versión que Treserra publicó, a pesar de estar levemente alterada, incluyó la fecha aparentemente correcta del 13 de octubre. Cualquier plano original utilizado al momento de la fundación debe, idealmente, haber existido antes de la organización de los solares y su rifa, o sea antes del 22 de octubre de 1693.

Al parecer, existieron múltiples planos diseñados para la organización de los solares y la extensión del terreno. Algunos realizados desde las primeras mediciones del sitio varios meses antes y otros durante la organización dotada durante el mes de octubre de 1693. Hay insinuaciones en varios documentos de un plano realizado antes del 12 de octubre – un plano prefundacional.

La primera insinuacion aparece en una carta fechada en enero de 1694, donde Manzaneda da cuenta a la Corona por primera vez de haber fundado la ciudad. Se menciona “…el repartimiento de solares, tierras y jurisdicción para la formación de la población…”, indicando que “habiendo llegado a principios de octubre y hecho el mapa del terreno donde V. M. tiene mandado se haga la población…” [sic]. En esta misiva, el gobernador interino se refiere a un documento cartográfico realizado el 9 de octubre o poco después, dado que él llegó a la ciudad el 8 de octubre. Esto queda apoyado en una diligencia firmada por Ozeta en Matanzas el viernes 9 de octubre de 1693 que dice: “tendiendo en acabar de hacer el mapa según las medidas que se hicieron en el territorio…”. Conjuntamente refiriéndose a que el plano había nacido de las medidas realizadas sobre el terreno entre enero y septiembre de 1693, revelando que aún para el 9 de octubre de 1693 entonces no estaba completada dicha planta.

Una segunda alusión se encuentra en las Actas Capitulares de Matanzas y documentos del Archivo Nacional de Cuba donde hacen referencia a un plano utilizado el 10 de octubre de 1693 “…en conformidad del mapa que está hecho de esta dicha ciudad…” [sic]; información que fue tomada de un auto firmado por Uribe Ozeta el miércoles 14 de octubre de 1693. Es posible que estas alusiones se refieran al mismo plano, o sea uno realizado entre el 9 y el 10 de octubre.

¿Fueron estos planos realizados por Herrera u Ozeta como insinúan estos documentos?

Antiguamente, la autoría de plano fundacional de octubre 1693 fue atribuida al escribano agrimensor Juan Uribe Ozeta. Esto es hoy considerado como un error historiográfico, actualmente atribuyéndose como autor de este al ingeniero militar Juan Herrera de Sotomayor. No obstante, las investigaciones resultan contradictorias. Castillo indica a Uribe Ozeta como el autor de por lo menos uno de esos planos. El mismo Ozeta se indica como autor en las Actas Capitulares de Matanzas y autos de fundación cuando recoge el sábado 10 de octubre de 1693 que: “a este sitio de la nueba población, e yo el infrascrito escribano [Ozeta], hecho el mapa de ella en presencia de su señoría y demás personas…” [sic]. Copias de las diligencias firmadas en Matanzas por Ozeta y remitidas al rey recogen la misma información. Otras plantas de la ciudad y fortaleza fueron adjuntas en cartas al rey y la Junta: “copia de los autos que remito en esta ocasión y la planta de la nueba ciudad y población…” [sic], como indica Manzaneda en una instancia.

Esto apoya la hipotesis de varios planos, de diferentes autorías: uno de Ozeta y uno de Herrera. Algunos que datan a antes del 12 de octubre y otros que datan a momentos posteriores, quizás incluyendo algunos realizados por ambos personajes. Esto tiene sentido y es lo más ejerzo dada las practicas del momento. Debieron existir copias y originales, no solo para remitir a los archivos de la gubernatura en La Habana, sino como vimos en las cartas de Manzaneda, también a la Junta de Guerra y la Corona. Por otra parte, tener un solo plano para trabajar sobre el terreno no sería práctico, dado que con la continua utilización requerida para seguir “…delineando cuadras y señalando solares…” [sic] durante la organización de la población, un solo plano se hubiera deteriorado rápidamente. Herrera estuvo desde el principio involucrado en la preparación y medición del terreno que ocuparía la ciudadela, pero al comenzarse las labores del Castillo de San Severino desde mayo de 1693, estaría ocupado dirigiendo aquellas operaciones, aunque continuaría realizando plantas de la bahía y el castillo, como él mismo indica en la documentación del momento (fig. 4). Sobre Ozeta recayó entonces la delimitación y organización de los lotes y la rifa de solares y caballerías de tierras, en la cual se empleó o se emplearon planos. No sería sorprendente que Ozeta realizara una versión propia, quizás basado en un plano maestro de Herrera, para la organización de la ciudad y las familias isleñas instaladas allí. 

Fig. 4 plano de Juan de Herrera, 1696. Archivo Gen. Geog. de Madrid. 

La existencia de varios planos queda sugerida también en las variaciones de los planos sobrevivientes y sus copias. Estos presentan discrepancias, algunas posiblemente reales y otras introducidas por los copiadores, como fue el caso del plano de Treserra. A esta copia pos fundacional, Treserra le añadió el arroyo del Sabicú, lo cual resulta interpretativo y problemático ya que esta característica físico-geográfica no aparece indicada en ninguno de los planos o copias anteriores o descripciones del entorno hechas en aquellos tiempos. Entre estos este un plano existente en el Archivo Nacional de Cuba que aparece ilustrado en Escalona y Hernández (2008), también copia del siglo XVIII de un original quizás confeccionado en octubre de 1693. Este tampoco indica al elusivo y enigmático riachuelo (fig. 5). Es interesante que en un plano de Herrera, recientemente dado a conocer, aparece señalado con tinta disimilar lo que pudiera interpretarse como el mítico riachuelo o los límites de la ciudad en 1696, como queda indicado con la inscripción “El lugar” (fig. 4). Creemos que se refiere al segundo caso. Ninguno de los mapas y planos anteriores o posteriores a la fundacion indican la presencia del Sabicú.

Fig. 5 Copia del plano fundacional de Matanzas,
realizado en 1791 por José Antonio Caballero.

El archivo histórico provincial de Matanzas (AHPM) preserva otras dos copias. Uno de estos es la copia de Sotolongo fechada como vimos en mayo de 1795, el cual fue recientemente redescubierto en la cubierta del primer libro de las Actas Capitulares de Matanzas (fig. 1), y del cual Treserra hizo una reproducción fotoestática, añadiéndole - apócrifamente - el arroyo del Sabicú (fig. 2). El otro, es una copia del plano de Sotolongo realizada por José Llovet de Armas, y se encuentra en un acta capitular de 1818. Tanto el plano del Archivo Nacional como estas dos copias en Matanzas no incluyen dicho riachuelo. 

Los planos pre y fundacionales de Matanzas fueron un instrumento indispensable en su planificación y desarrollo urbanístico, cuya disposición ha sobrevivido por más de tres siglos. El trazado ideado por Síscara y decisivamente plasmados luego en el terreno por Ozeta y Herrera, resultan hoy una de las legacías más importantes de sus labores en Cuba. Un trazado que por su sensible diseño se ajustó inteligentemente a las disposiciones geográficas y geológicas endémicas del sitio – lo que dio origen a las peculiares características que califican a San Carlos de Matanzas como una de las ciudades más bellas, modernas e interesantes de Hispanoamérica. - "




Bibliografía

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Castillo Meléndez, Francisco (1984). Participación de Canarias en la fundación de Matanzas. VI Coloquio de Historia Canario-Americana, Aula Canarias-Noreste de África: 49-74, España.

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Escalona, Martha S. y S. T. Hernández Godoy (2008). El Urbanismo Temprano en la Matanzas Intrarrios (1693-1840). Ediciones Matanzas, Matanzas.

García Santana, A. (2009). Matanzas: La Atenas de Cuba. Polymita, La Habana.

García Santana, A. (2017). Matanzas: Primera Urbe Moderna de Cuba. Ediciones Matanzas, Matanzas.

López Hernández, Ignacio (2018). Proyectos y proceso para la fundación y defensa de la ciudad Cubana de San Carlos de Matanzas. Fortificación y urbanismo entre 1681 y 1693. Anuario de Estudios Atlánticos 64:064-002.

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Orihuela León, O. Hernández de Lara y R. A. Viera Muñoz (2018). Órdenes reales y prácticas locales: el Castillo de San Severino de Matanzas y la dinámica colonial (1683-1698). Islas 60(191): 39-68.

Orihuela, J., R. A. Viera Muñoz y L. Pérez Orozco (2019). Demografía fundacional de San Carlos de Matanzas en la emigración canaria al occidente de Cuba a finales del siglo XVII. Islas, 193.

Orihuela León, J., R. A. Viera Muñoz y O. Hernández de Lara (en prensa). Los procesos prefundacionales de San Carlos de Matanzas (1680 - 1695): perspectivas historiográficas para la arqueología histórica local. Cuba Arqueológica.

Ponte y Domínguez, F. J. (1959). Matanzas: Biografía de una Provincia. Imprenta El Siglo XX, La Habana.

Quintero y Almeida, J. M. (1878). Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con relación a la Ciudad de Matanzas. Imprenta El Ferrocarril, Matanzas.

Ruiz, R. R. (2003). Retrato de Ciudad. Ediciones Unión, La Habana.

Treserra y Pujadas, José A. (1941). Reseña Histórica de Matanzas 1508-1941. Gobierno Provincial de Matanzas. Imprenta La Revoltosa, La Habana.

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Vento Canosa, E. (2002). La Última Morada. Ediciones Matanzas, Matanzas.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Revive el gran Sauto de Matanzas: fotos

Aquí queremos compartir algunas fotografías de la reapertura histórica del gran teatro Sauto el 12 de octubre del 2019. Esperemos que las disfruten y queden como un testimonio a ese importante momento de nuestra historia.














martes, 15 de octubre de 2019

Histórica reapertura del Teatro Sauto

Este 12 de octubre de 2019, celebramos doblemente: el 326 aniversario de la fundación de la ciudad de Matanzas y la histórica reapertura del gran Teatro Sauto. Las puertas del teatro abrieron a la 8 de la noche, presentando a su primer público un manjar de ofertas culturales. Tan importante suceso de nuestra cultura estuvo matizado por un intenso, pero pasajero, aguacero, como si la naturaleza también se uniera a una celebración largamente esperada. Ese logro no puede pasar desapercibido hoy.


Aquí compartimos un fragmento de la prensa local al momento de su original apertura, aquel 6 de abril de 1863:

Matanzas, 7 de abril: Muchos años transcurrirán y la memoria de los matanceros no habrá dado al olvido el ponente y grandioso espectáculo que presento a los ojos de una concurrencia de más de dos mil almas el soberbio Teatro Esteban en el solemne acto de su inauguración.

Los acontecimientos de esta clase son para la historia de los pueblos como las piedras milenarias que sirven para determinar los límites de las diferentes demarcaciones del terreno y la cronología se fija en ello, como para hacer alto y poder apreciar con exclusiva separación una de otras, las diferentes épocas que comprende la historia de su progreso material e intelectual.

Al terminar el bello coliseo, cuya inauguración motiva las presentes líneas, y que siendo obra del hábil arquitecto D. Daniel Dallaglio, nos ha dado a conocer todo lo que tan modesto artista vale, Matanzas ha dado un paso gigantesco, y el buen gusto y el entusiasmo artístico no podrán menos que alcanzar un rápido desarrollo, así como la literatura habrá de producirnos obras en el género dramático que serán probablemente gloria para sus autores y honra para la patria
” [sic].


Lo sucedido en el Teatro Sauto este pasado sábado hace muchísimo eco a estas palabras. Pero hoy, como ayer, este inmenso logro no fue, ni siquiera remotamente posible, sin el titánico esfuerzo de muchos que vertieron todas su horas, conocimientos y fuerza para verlo funcional y conservando su originalidad arquitectónica. La prensa local de febrero de ese año igualmente hace alusión al esfuerzo realizado entonces para finalmente verlo abierto al público aquel 6 de abril:

Por lo que respecta a la inauguración del Teatro Esteban [Sauto], abrigo temores de que se transfiera al sábado 11 o domingo 12 del presente mes. Sin embargo, el que desee presenciarla debe hallarse listo a oír la voz ejecutiva del Dr. Sauto en la Aurora y demás periódicos de esta parte de la Isla…a esta hora todos los palcos están tomados” [sic].


Aquella primera apertura incluía en su programa un himno del Sr. Estrada y Zenea con música del Sr. Miro. Acto seguido se llevaron a escena dos representaciones dramáticas, varias composiciones poéticas y canto. Hoy, 156 años después, el programa incluyó un bello homenaje a todas las personas que estuvieron involucradas, de una manera u otra, con la restauración del teatro, reconociendo incluso aquellas que participaron en previas intervenciones. Entre ellas un tributo a Cecilia Sodis Carrillo, quien fue directora del Sauto por casi un cuarto de siglo, seguido por un inolvidable y emotivo discurso del conservador de la ciudad, Leonel Pérez Orozco.



 
Para ver otros de nuestros posts sobre el Teatro Sauto, haga click aquí, aquí y aquí.


sábado, 28 de septiembre de 2019

Demografía fundacional de Matanzas

En octubre de este año celebraremos el 326 aniversario de la fundación de Matanzas. Hoy, casi todo matancero sabe que su ciudad se fundó el 12 de octubre de 1693 con 30 familias de inmigrantes canarios, quienes constituyeron el núcleo fundacional de la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. ¿Pero fueron realmente 30 familias exactas? ¿De dónde en Canarias venían y cuándo arribaron a Cuba? ¿Cuándo arribaron a Matanzas? ¿Había niños y niñas? ¿De qué edades? ¿Cómo lucían y que labores ejercían?

En un reciente artículo publicado en la revista Islas discutimos y esclarecemos algunas de estas interrogantes a través de novedosos e inéditos documentos de aquella época. Allí revelamos una nueva interpretación del momento fundacional que aquí compartiremos a través de una brevísima síntesis y un listado tentativo de los vecinos fundacionales.

Es importante aclarar que consideramos solamente fundacionales aquellos núcleos de familia que participaron en los actos fundacionales que tomaron lugar entre el 10 y el 30 de octubre de 1693. Hubo núcleos o cabeza de familias que estuvieron desde antes de octubre, pero huyeron antes de los actos fundacionales. También hubo otros que vinieron a suplir la comarca después de noviembre de 1693. Tampoco se toma en cuenta el personal trabajando ya en la construcción del Castillo de San Severino o los vecinos previamente establecidos en los alrededores desde mucho antes, como los del Rancho de Pescadores y la familia Mirabal, quienes tuvieron sus bohíos en lo que es hoy la plaza de La Vigía.

Pues comencemos:

En mayo de 1693, el gobernador de Cuba, Severino de Manzaneda establece un listado de 35 núcleos familiares, 135 personas en total entre niños y mujeres, predestinados a poblar Matanzas. De estos, solo 31 núcleos se asentaron en el sitio seleccionado para fundar, inter-ríos, a finales de mayo de 1693. De estos huyeron y se escusaron algunos, quienes no constituyeron fundadores.

Matanzas no se fundó con 30, 31, o ni si quiera 27 núcleos familiares, como en otras ocasiones se ha discutido. Matanzas se fundó con 19 o 23 núcleos familiares. Este margen de error es a causa de falta de información sobre algunos núcleos, lo cual no nos permite ahora precisar el numero exacto entre 19 o 23 núcleos familiares.

El plano fundacional había sorteado 34 caballerías de tierra para labranza y 32 lotes de solares. Entre el 22 y el 30 de octubre, el escribano Juan Uribe y Ozeta rifó de estas solo 19 solares y 20 caballerías de tierra a los emigrados canarios presentes. Algunos de estos tomaron posesión en nombre de otros ausentes, de los cuales solo algunos vendrían a poblar la ciudad después de octubre (por lo que no los consideramos núcleos fundadores).

García de Oramas fue uno de los núcleos fundacionales, que llego luego a convertirse en una de la familias más pudientes y poderosas del Ayuntamiento matancero. Familia de alcaldes y regidores por casi un siglo. Entre los documentos aparece una descripción física de ellos:

Diego García de Oramas, hijo de Sebastián de Oramas, de 32 años (36 en 1693), ambos naturales de Realejo de Abajo, Isla de Tenerife. Era mediano de cuerpo, pelinegro, picado de viruelas y ojos pardos. Su mujer, Leonor Yáñez, de 33 años (37 en 1693), era natural de La Matanza. Con ellos venían sus siete hijos: Simón de 12, Miguel de 10, Diego de 4, Juan de 3, Ángela de 6, Paulina de 1 año y Antonia de dos meses y medio. Familia transportada en el navío Nuestra Señora de la Soledad del maestre Miguel Jorge Roncales. Este arribó al puerto de La Habana el 3 de septiembre de 1689.”

Ángela, quien tenía 10 años al fundarse Matanzas, fue casada de 11 años con Miguel Francisco Rodríguez, hijo de Sebastián Francisco Rodríguez, el 3 de junio de 1694 en la rudimentaria iglesia de Matanzas. Ambas familias fueron fundadoras. El núcleo de Sebastián F. Rodríguez, compuesto de su esposa, cinco muchachos y una niña, había arribado a La Habana desde La Orotava, el 25 de agosto de 1684.

La población inicial fundadora, que no sobrepasó los 80 emigrantes canarios, estuvo mayoritariamente compuesta de mujeres, tanto adultas como niñas, representando más de un 58% del total. La mayoría de la taza femenina constituyó 59 % de niñas, y un 34% dentro de la taza total.

La viuda Blasina de Goya y sus tres hijos, interesantemente, fue la única mujer que hizo posesión de un solar y una caballería de tierra en nombre de su esposo fallecido en La Habana. Blasina no se quedaría en Matanzas. Su esclava se casó en la iglesia primitiva en 1696, pero ellos huyeron de la población en 1715, dejando sus tierras vacantes.


Matanzas fue generalmente fundada por mujeres adultas, de edades oscilantes entre 18 y 45 años, más de la mitad se agrupó entre las edades de 36 y 45. Casi todas casadas con hombres mas jóvenes. Los hombres constituyeron un 41% de la taza fundadora, con edades mayoritariamente oscilantes entre 25 y 46 años.

Los emigrantes canarios fundadores eran todos de la isla de Santa Cruz de Tenerife, aunque de diferentes regiones dentro de la isla, como La Laguna, La Matanza, La Orotava, La Rambla y Realejo de Abajo.


Los más tempranos habían emigrado a Cuba y establecido en el occidente de la isla desde 1675. Mientras que los más recientes habían llegado en julio y agosto de 1693. La gran mayoría de la taza fundadora llego después de abril de 1693. 

Una lista de los más fidedignos fundadores es aquí proveída. Advertimos que esta información no concuerda con la historiografía establecida y aquella recogidas en las Actas Capitulares de la ciudad de Matanzas, pero que consideramos erróneas por razones que discutimos en nuestro artículo. 

Salvador Pérez Álvarez (único en su núcleo)

Ángel Pérez (único en su núcleo)

Diego García de Oramas (nueve en su núcleo)

Miguel Pérez Mallea (tres en su núcleo)

Luis Pérez (seis en su núcleo)

Juan González Bello (padre) (ocho en su núcleo)

Blasina de Goya (cuatro en su núcleo)

Sebastián Francisco Rodríguez (ocho en su núcleo)

Esteban de Torres (cuatro en su núcleo)

Matías Laguna (único en su núcleo)

Domingo Alfonso Ruiz (cinco en su núcleo)

Domingo Rodríguez Sosa (cuatro en su núcleo)

Pedro Fernández Guerrero (único en su núcleo)

Andrés Días Baltasar (seis en su núcleo)

Miguel Alfonso de Armas (seis en su núcleo)

Francisco Martin Jiménez (único en su núcleo)

Simón González (seis en su núcleo)

Andrés Hernández Barroso (único en su núcleo)

Baltasar González (único en su núcleo)

Diego Méndez de León (núcleo de tres), capitán de las familias emigradas. La famila de Mendez de Leon serian una de las primeras en abandonar la ciudadela, en 1701, por su aumentada pobreza.

Por lo menos, diez de estos listados, quizás los únicos letrados, firmaron la primera carta redactada y remitida por vecinos de Matanzas en agradecimiento al rey el 15 de diciembre de 1693, y cuyos autógrafos reproducimos aquí con el permiso del Archivo General de Indias. 


Como se puede inferir, para la fundación se escogieron núcleos de familias numerarias (entre 3 y 6 familiares) encabezados por hombres casados con mujeres de mayor edad, y ambos en edad laboral. Aunque las leyes dictaban que los núcleos debían estar casados, varios vecinos se asentaron solteros o viudos. Quizás para establecer lazos inmediatos en la nueva ciudad o en espera de poder traer a otros familiares de La Habana, donde se habían primeramente establecidos. La gran mayoría eran labradores campesinos, pero también hubo sastres, constructores, carpinteros y alférez.

De esta manera, quedó fundada la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas el 30 de octubre de 1693.


Fuente:

Orihuela León, J. R. A. Viera Muñoz y L. Pérez Orozco (2019) Demografía fundacional de San Carlos de Matanzas en la inmigración canaria al occidente de Cuba a finales del siglo XVII. Islas, 61(193): 63-96.


 

sábado, 14 de septiembre de 2019

Ernesto Lecuona en Matanzas 1915

El apellido Lecuona evoca memorias de genio, prodigio y musicalidad en nuestra historia por aludir al virtuoso pianista y compositor Ernesto Lecuona. Aunque Ernesto nació en Guanabacoa, tuvo su familia una estrecha relación con nuestra ciudad de Matanzas. Su hermana Ernestina, quien también fuera excelente y reconocida pianista y compositora, nació allí. Otro Lecuona importante de nuestro pasado fue el Dr. Domingo Lecuona y Madan, quien fue alcalde de la ciudad durante la intervención norteamericana hasta 1902, cuando fue elegido gobernador de la provincia; posición que fungió hasta 1908.


Sobre una breve visita que realizó el maestro Ernesto Lecuona a Matanzas conocemos gracias a memorabilia montada y albergada en la colección especial de la Universidad Internacional de la Florida (FIU). Este incluye una carta escrita el 13 de febrero de 1915 desde el Gran Hotel Sevilla – antiguamente localizado en la esquina de la calle Milanés y Santa Teresa, hoy desaparecido, donde hoy está el Partido (PCC). La misiva, dirigida a la Sra. Estela Lamar, “viuda del Dr. Olivera” incluye un detallado membrete del Gran Hotel que vale la pena compartir. Además, el momento recoge un abanico y dos tarjetas francesas con piezas compuestas por el gran maestro Lecuona en sus viajes durante junio de 1917 y dedicadas a las señoritas “Margot” y Graciela. Margarita y Graciela eran quizás hijas del Dr. Olivera y la Sra. Lamar, por quien Lecuona demuestra evidente aprecio y cariño.


Interesantemente, el Gran Hotel Sevilla no aparece entre los once hoteles-restaurantes de 1930. Estamos tratando de profundizar sobre esta historia. Si cree que pudiera ayudarnos, favor de dejarnos un mensaje o remitirnos un correo electrónico. Nos encantaría saber más del hotel Sevilla y de la familia Olivera Lamar.



Extendemos nuestro sincero agradecimiento al maestro pianista José Ruiz Elcoro por responder algunas de nuestras preguntas musicales sobre la música y los conservatorios de música en Matanzas, en esa época. Y por su guía hacia los trabajos de Cuba Musical (1929) y la colección Ayala en la FIU. Fue el, el primero en reconocer la importancia de este momento.



sábado, 31 de agosto de 2019

La lápida perdida del desaparecido Fuerte de la Vigía

La demolición del antiguo fuerte de San José de la Vigía fue llevada a cabo por esclavos del Imperio Celeste desde comienzos de agosto de 1862; desapareciendo para siempre del paisaje urbano una fortificación centenaria y su lápida inaugural.

Para los interesados del pasado matancero y sus curiosidades, la revista digital de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Librínsula, en su último número, ha publicado una nota sobre la desaparecida placa inaugural. Aquí compartimos algunos pasajes que nos permiten rescatar un elemento interesante de nuestra historia local.

Batería de San José de la Vigía (s/d). Grabado procedente de Lapique (2002; véase Ruiz, 2003)

El fuerte de San José de la Vigía fue la única fortificación del llamado “primer cinturón defensivo” de la bahía de Matanzas que se ubicó directamente dentro de la urbe entre 1752 y agosto de 1862, cuando fue demolida en respuesta a otros proyectos de expansión militar y urbana. Cuentan los documentos históricos que esta portó en su entrada una tarja inaugural fechada en 1748, la cual, para el momento de demolición, se encontraba en avanzado estado de deterioro. Una nota de la prensa local, La Aurora de Matanzas, señalaba que “A la entrada de dicho fuerte se veía aun ayer [11 de agosto de 1862] una lápida pequeña que se decía, que ya han desaparecido muchas palabras…” [sic].

De ella se conocía su contendido, aunque limitado, gracias a la transcripción realizada por curiosos e historiadores del momento como Pedro A. Alfonso y José M. Quintero. Sin embargo, un registro grafico que aportara una visual de su apariencia física más allá de su mensaje, era hasta ahora desconocido. Recientemente, el conservador de la ciudad de Matanzas, el señor Leonel Pérez Orozco, trajo a nuestra atención la existencia de tal registro gráfico; interesantemente del puño y letra de uno de los hijos más ilustres de Matanzas: don Francisco Jimeno.

Registro grafico realizado por Francisco Jimeno de la tarja inaugural de la batería San José de la Vigía
(Cortesía del Leonel Pérez Orozco, Conservador de la Ciudad de Matanzas).

Jimeno probablemente adquirió la lápida justo después de la demolición del fuerte en el verano de 1862. Para entonces la tarja leía:

Reinando la majestad católica el señor Don Fernando VI, y gobernador Don Francisco Caxigal, maestre de Campo de esta isla, hizo este baluarte Don Felipe del Castillo, capitán de milicias, en 1748” 

Para 1877, Jimeno había donado tres importantes piezas lapidarias al Ayuntamiento de la ciudad de Matanzas en un esfuerzo de establecer un museo arqueológico en la ciudad, que conjuntamente auspiciara la formación de una institución dirigida a la conservación del patrimonio, como los monumentos o edificios históricos, sus escudos, tarjas y lápidas. Esta generosa donación fue recogida en las Actas del Ayuntamiento de la ciudad el 3 de agosto de 1877.

Fotograbado de Don Francisco Jimeno.

"Aparentemente, estos tres artefactos aún se preservaban en las arcas del Ayuntamiento, apareciendo una breve mención en el Catálogo Oficial de la Exposición de Matanzas de 1881. Hoy en día, de las tres piezas se preserva únicamente el blasón de Amoedo en el Museo Provincial Palacio de Junco. La lápida del viejo puente de San Luis y la del fuerte de la Vigía están desaparecidas.

Por más de un siglo, los interesados por el rescate de este tipo de patrimonio tangible, desconocíamos del aspecto físico de la lápida perdida del Fuerte de la Vigía. Hoy, con este esbozo y sus anotaciones, podemos rescatar para la memoria histórica una visualización de este importante artefacto hoy desaparecido y lejos del alcance del estudio directo. El vínculo que tuvo este objeto y su relación histórica con Francisco Jimeno lo hace aún más valioso y simbólico por ser una de las primeras piezas que ostentaron el nacimiento de la museología cubana, y en especial, la matancera".



Agradecimientos


Extendemos nuestro agradecimiento al Conservador de la Ciudad de Matanzas, Leonel Pérez Orozco, por mostrarnos la existencia de este fragmento de historia rescatada desde el siglo XIX, pero desconocida para muchos; por su amistad, apoyo y guía.


Bibliografía


Alfonso, P. A. (1854). Memorias de un matancero. Apuntes para la historia de la Isla de Cuba, con relación a la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. Matanzas: Imprenta de Marsal y Ca.

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Lapique Becali, Z. (2002). La memoria en las piedras. La Habana: Ediciones Boloña.

Orihuela, J., & Viera Muñoz, R. (2016). Estereovistas de San José de la Vigía: aportes históricos y perspectivas arqueológicas (Matanzas, Cuba). Cuba Arqueológica. Revista Digital de Arqueología de Cuba Y El Caribe, IX (1), 45–53.

Orihuela, J., Hernández de Lara, O., & Viera Muñoz, R. (2018). Órdenes reales y prácticas locales: el Castillo de San Severino de Matanzas y la dinámica colonial (1683-1698). Islas, 60(191), 39–68.

Orihuela, J., Hernández de Lara, O., Viera Muñoz, R. A., & Rodríguez Tápanes, B. (2019). Capítulo 3: Batería de San José de la Vigía (1745-1862), págs. 75-96 en (Hernández de Lara, O., & Orihuela, J. (eds) Fortificaciones de Matanzas 1693-1876. Aspha, Buenos Aires.

Pérez Orozco, L., Santana Barani, C., & Viera Muñoz, R. (2010). Evolución histórico-arqueológica del cinturón defensivo de la ciudad de Matanzas de 1693 a 1898. Castillos de España, 160, 65–79.

Pérez Orozco, L., González Arestuche, L. R., Orihuela León, J., & Viera Muñoz, R. A. (2017). Matanzas en el Visor del Tiempo. Ediciones Boloña, La Habana.

Quintero, J. M. (1878). Apuntes para la historia de la Isla de Cuba en relación a la ciudad de Matanzas desde el año 1693 al de 1877. Matanzas: Imprenta El ferrocarril.

Ruiz, R. (2003). Noticia histórica sobre la imagen del fuerte de San José de La Vigía. Matanzas. Revista Artística Y Literaria, 4(2), 56.


martes, 2 de julio de 2019

Severino de Manzaneda en el corazón de Matanzas

Don Severino de Manzaneda, caballero de la prestigiosa Orden de Santiago y oriundo de la villa vizcaína de Balmaseda, fungió como gobernador Capitán General de Cuba interinamente desde finales de octubre de 1689 hasta finales de 1695. Por su inmensa y productiva gobernatura es considerado por muchos historiadores como el gobernador más productivo de nuestra historia en ese siglo. Uno de sus legados más importantes fue la fundación de nuestra ciudad, la que, en la composición de su nombre (San Carlos y San Severino de Matanzas) honraba al ilustre gobernador.

A pesar de su trascendencia para nuestra historia, de don Manzaneda se conocía poco. ¿Cuándo había nacido, cuándo arribó a Cuba o cuándo murió? eran preguntas enigmáticas de respuestas elusivas y en muchos casos erradas, incluidas aquellas en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia de España o Wikipedia. Recientemente, después de varios años de investigación entre viejos documentos de la época, tanto en archivos cubanos, dominicanos y europeos, aparece publicada – por primera vez hasta donde sabemos– una detallada biografía que profundiza y revela aspectos desconocidos e importantes de la vida y obra de Manzaneda.

Aquí queremos compartir un fragmento de uno de estos trabajos recientemente publicados en la revista Librínsula de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí” (mayo, 2019). Para no hacer este post extenso, solo compartimos el fragmento dedicado a la historia de Matanzas y la huella de Manzaneda en ella. Para los interesados, el articulo completo está disponible en la página de Librínsula, aquí.



“… [ SU OBRA EN MATANZAS

Si bien la apreciación de las labores de Manzaneda abre una ventana a la historia de Cuba a finales del siglo XVII, su aporte a la historia de Matanzas compone la fundación de la identidad y evolución de su población criolla en el XVIII. La ciudad de San Carlos de Matanzas debe una gran parte de su historia al gobernador Manzaneda, quien al fundarla tenía 49 años.
El proyecto de fortificación y población de Matanzas fue un asunto que ocupó a Manzaneda desde finales 1689, y aun hasta después del final de su término. Habiendo recibido instrucciones reales de impulsar el proyecto de Matanzas desde su llegada a la capitanía, en enero de 1690 supervisó sondeos e inspecciones de la bahía y sus alrededores, los que repitió en enero de 1693, en vísperas de la fundación de la ciudad (40). Manzaneda gobernaba directamente y en presencia, prefiriendo supervisar y dirigir en persona sus empresas. Con ese sentido Manzaneda viajaría otras tres veces más a Matanzas (41).  
Pero el cumplimiento de este proyecto no vino sin contratiempos y atrasos; casi todos por causa de una ineficiente burocracia dominante y compleja de la cual padecía el sistema insular en la periferia del imperio metropolitano. Manzaneda, para cumplir las órdenes reales, debió luchar contra un mar de resistencia y limitantes. Primero intentó despejar el gran obstáculo que presentaban los situados reestableciendo lazos de cooperación con el virreinato novohispano, que se justificaba en no poder remesar las múltiples plazas cubanas, las cuales estos consideraban de excesivas (42). En múltiples ocasiones y con impertinente perseverancia, inclusive con todo el apoyo real, Manzaneda pidió frecuentes situados o remesas al virrey regente, el Conde de Galve (43), para poder echar a andar y mantener el proyecto de fortificación y población de la bahía de Matanzas y mantener las otras plazas de la isla. Al final no recibiendo el situado virreinal u otro apoyo real, viéndose obligado a extraer de las cajas de la Real Hacienda, e inclusive de su propio bolsillo (44). Esto, entre otras prácticas en contra de los deseos de la Corona, les sirvió de alimento a las críticas de sus recién-ganados enemigos en la élite local (45).
Después de encontrar un asentista para comenzar la construcción de la fortaleza principal, negociar la compra de las tierras al Convento de Santa Clara, agrupar y escoger las familias que debían poblar la naciente ciudadela en Matanzas, se dio la orden de movilización al paraje a principios de mayo de 1693(46). Antes de ello, se había ordenado al ingeniero militar Juan de Herrera y Sotomayor, el escribano-agrimensor Juan de Uribe y Ozeta, más otros oficiales de La Habana, comenzar las labores de preparación y condicionamiento del terreno (47). La construcción de la fortaleza comenzó para finales de ese mismo mes (48).
Para el mes de agosto y septiembre todo estaba casi listo. Pero para oficialmente comenzar se debió esperar por el obispo Diego Evelino Hurtado de Compostela, quien se encontraba abatido por sus “habituales achaques” (49) y restringido por las ensortijadas condiciones de los caminos. Manzaneda, arribó a Matanzas por mar en la tarde del jueves 8 de octubre. El obispo, acompañado de su familia, y aun enfermo, arribó en la mañana del 11 de octubre para finalmente dar comienzo a las labores fundacionales (50). Al día siguiente se colocó y bendijo la primera piedra de la primera iglesia de Matanzas, acto seguido fue celebrada la primera misa en nombre de San Carlos, San Severino y San Diego (51). Al día siguiente se colocó y bendijo la primera piedra de la fortaleza, quedando nombrada esta como Castillo de San Carlos de Manzaneda (52).
La organización de la nueva ciudad gozó de un plano confeccionado antes de su fundación, que rigió la disposición estructural de la ciudad – que aún se preserva –, más la rifa a suerte de sus solares y tierras a los nuevos vecinos. Esta sería la primera vez que se sortearían solares en la isla (53). Estas primicias, en conjunto a la peculiar disposición de la primitiva iglesia y otras, harían de considerarse a Matanzas como la primera ciudad moderna de Cuba (54).
En noviembre de 1694 retornó a Matanzas para fundar el primer cabildo, celebrado el 8 de diciembre de ese año. Desde agosto de este año, había fomentado la ciudad con 11 familias adicionales a las originales, más otras 13 que le seguirían después; igualmente todas de Canarias. Esto fue previsto quizás en anticipación a la despoblación y epidemias que azotaban la región entonces, y que luego impactaron a la nueva ciudad al comienzo del siglo XVIII (55). Entre finales de 1694 le diseñó y asignó un escudo de armas “de dos puertas y castillo” a la nueva ciudad de Matanzas, que, por su posición, complementaria al de La Habana (56).  Durante casi todo el año de 1695 se encargó de los atrasos que sufría la construcción de su castillo, enviándole mano de obra y dinero para continuar su edificación después de anular el contrato con el asentista Beltrán de Santa Cruz (57). En 1694, exhausto, le comentó al rey que “…habiendo puesto en paz y tranquilidad esta llave y muro de ambos mundos…” quedaba “…mirándome rendido…” (58).
Aun después de terminar su cargo interino el 2 de octubre de 1695, cuando le reemplazó en la gubernatura Diego Córdoba Lasso de la Vega, Severino de Manzaneda continuó vinculado con las obras que comenzó. Entre finales de 1695 y aún en 1698, Manzaneda remitía informes reales y se encontraba involucrado en las obras que había echado andar, quizás impulsado a ello por el desdén y
 “…el desamor y poco cariño con que la atienden los que las bienen a proseguir, aunque importen mucho sus defensas, por no haberse comenzado en su tiempo…” adicionando que “mi sucesor vino a vendimiar la viña que yo podé y cervé…” [sic] (59).
Manzaneda dedicó su vida al servicio real, cumpliendo con celo y devoción sus labores en el Nuevo Mundo. Hasta ahora la documentación no apoya que Manzaneda haya estado casado o dejado descendientes. El constante impulso de sus deberes en Cuba y luego Santo Domingo, a las que llegó a muy madura edad, aparentemente no le permitió tiempo para más. La Corona le recompensó con la capitanía general, gubernatura de Santo Domingo y la presidencia de la Real Audiencia de Santo Domingo en septiembre de 1696 (60)]…”.

Autógrafo del Capitán General, gobernador de Cuba, 
don Severino de Manzaneda. 



Bibliografía recomendada


Orihuela León, J. (2019). Severino de Manzaneda: Capitán General, gobernador de Cuba a finales del siglo XVII. Librínsula: Revista Digital de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, 385: 1-12.

Orihuela León, J. (en edición). Severino de Manzaneda: excepcional gobernador de Cuba en el siglo XVII. Boletín de la Biblioteca Nacional de Cuba (2020).

Fernando Rodriguez de la Torre en  el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia de España (en linea).

Gómez Prieto, J. (2019). Balmaseda en América. Capítulo 7: Matanzas. (en prensa).


lunes, 17 de junio de 2019

Nuevo libro: Fortificaciones de Matanzas 1693-1876 (Aspha, 2019)

Con gran gusto anunciamos la publicación y disponibilidad de nuestro ultimo libro Fortificaciones de Matanzas. Este es el consumado resultado de varios años de ardua investigación y miles de sacrificios para verlo hoy finalmente disponible para todos aquellos interesados por la historia militar de Cuba, y en especial, aquella de Matanzas.


Este compendio de casi 200 páginas fue publicado por ediciones Aspha (Buenos Aires). Su coautoría se nutrió de una estrecha colaboración con los arqueólogos matanceros Odlanyer Hernández de Lara y Boris Rodríguez, y está disponible a través de nuestro portal aquí.

La temática de nuestra obra cubre aspectos artísticos, socioculturales, militares, históricos y patrimoniales de las fortificaciones proyectadas alrededor de la bahía de Matanzas, desde su fundación hasta finales del siglo XIX. En el se presentan y divulgan una síntesis histórica actualizada, expandida y corregida sobre cada una de las importantes fortificaciones que compusieron el llamado “primer cinturón defensivo” de la rada yumurina. Además, en el presentamos información novedosa-documental inédita y varias docenas de planos también inéditos o desconocidos, reproducidos en alta resolución y a todo color. Constituyendo así, a un aporte considerable a nuestra historia y dirigido a la planificación o valoración de tan importante patrimonio.

Aprovechamos este momento para agradecer a todos los amigos y colegas que a través de estos años nos impulsaron a completar este proyecto; a todos los colegas archivistas de los archivos nacionales de España, la Biblioteca Nacional de España, el Archivo General de Sevilla, el Archivo Histórico de Madrid, Cartoteca Militar de Madrid y otros en los Estados Unidos, la Republica Dominicana y Cuba.

También quisiéramos agradecer la labor de Isabel Hernández Campo y todo el equipo del programa científico en la organización del III Taller de Fortificación y Museología que tomó logar entre los días 11 y 13 de junio de este año 2019, y cuya sede fue el centenario Castillo de San Severino en Matanzas (Cuba).

Gracias


Cita recomendada:


FORTIFICACIONES DE MATANZAS 1693-1876 (2019) Hernández de Lara, O. & Orihuela León, J. (editores) Aspha, Buenos Aires.

viernes, 3 de mayo de 2019

Nueva evidencia de sirénidos fósiles para Matanzas

Matanzas vuelve hacer noticia en el ámbito de los fósiles y los organismos que habitaron en el pasado. En esta ocasión con un descubrimiento singular procedente de las canteras de caliza de Jagüey Grande. La revista científica de paleontología de vertebrados Journal of Vertebrate Paleontology nos publicó este mes un trabajo sobre la neuroanatomía (condición anatómica de los nervios y su órgano central, el cerebro) de un sirénido hasta ahora desconocido para la ciencia. Este fósil nos remonta a un momento en la historia de la provincia, la isla y el caribe, hace 18 millones de años atrás, cuando entonces, lo que es hoy Matanzas, era un mar cálido y somero repleto de vida marina (véase post anteriores sobre este tema aquí).

Uno de los moldes cerebrales de sirénido 
descubierto en Matanzas y tratado en nuestro artículo. 

El resumen del trabajo recoge algunos de los puntos más importantes:

Se describen los primeros moldes endocraniales de sirénido hasta ahora reportados de las Antillas. Los tres especímenes que reportamos provienen de dos canteras con afloramientos de la Formación Colón, en la provincia de Matanzas, Cuba. Esta formación se considera de edad Oligoceno tardío a Mioceno temprano, pero nosotros asignamos los moldes al Mioceno temprano. Por falta de material comparativo, los moldes endocranianos no se pudieron atribuir a una especie, y por ende los asignamos a la familia Dugongidae incertae sedis, basados en los resultados filogeneticos. Conjuntamente, proveemos una lista de caracteres y un análisis cladísticos que puede ayudar aclarar su posición sistemática. Estos especímenes permiten un acercamiento a la historia, diversidad y evolución de los sirénidos, y en especial de los dugongídos en el neógeno caribeño.


Los sirénidos o vacas marinas son un grupo de mamíferos acuáticos que actualmente incluyen a los dugones que habitan los mares Indico-Pacifico y los manatíes del Atlántico. Se les llamó sirénidos por su semejanza a los humanos, que los navegantes antiguos confundieron, y por ende relacionaron a las sirenas de la mitología. Por ello, este orden de mamíferos adquirió el nombre de Sirenia. Los sirenios estuvieron entre los primeros mamíferos observados por los cronistas del Nuevo Mundo desde 1492. Aparecieron mencionados en los documentos de Cristóbal Colón, e ilustrados en la obra de Oviedo Historia general de las Indias (1547), quien lo consideró un pez. 

Diferentes tipos de sirénidos. Tomado de Enciclopedia Británica. 

Interesantemente, algunos de los primeros fósiles de Sirénidos descubiertos en Cuba son de Matanzas. Uno de estos fue descubierto por el investigador Eustaquio Calera Guiberneau el 4 de diciembre de 1961 en calizas del pueblo San Antonio de Cabezas, carretera a Unión de Reyes. Sin embargo, estos pasaron inadvertidos en su colección hasta que fueron redescubiertos por el arqueólogo Manuel Rivero de la Calle, quien se lo comunicó al mastozoólogo Luis S. Varona. Es Varona quien finalmente publica el descubrimiento de Calera, nombrándose a la especie en honor a Manuel Rivero de la Calle. Otros restos de Sirénidos fueron recientemente descubiertos por el conservador de la ciudad de Matanzas, Leonel Pérez Orozco, en la cueva de la Campana o Simpson. 

JOL
Abreviaciones de la anatomia del molde endocraneal sirenido

Este tipo de descubrimiento es revelador y singular por varias razones. La primera, porque es el primer molde endocranial o “cerebro fósil” de sirénido reportado para el registro fósil de Cuba y el Caribe.

La segunda, porque indica la presencia de una especie o especies nuevas para la ciencia, cuales están en el proceso de ser descritas por el paleontólogo matancero Lázaro W. Viñola López, coautor de este trabajo y primero en advertir la importancia de estos especímenes, en conjunto con el especialista en sirénidos fósiles puertorriqueño Jorge Vélez. A pesar de reconocerse la cuenca caribeña como un foco evolutivo y de especiación (diversidad) de sirénidos en el mundo desde hace más de 40 millones de años, la existencia de tales fósiles apoyan la convivencia de especies sintópicas o de adaptaciones análogas en aguas del Caribe antiguo, donde vivieron en condiciones similares a las del Caribe actual.

Y por último, porque la existencia de este tipo de fósil es extremadamente rara. En sí, la fosilización es un fenómeno muy raro en el mundo natural, requiriendo de condiciones exquisitas que permitan la formación y preservación de estructuras que normalmente se descomponen, y más aún en climas cálidos. Por ende, la preservación de este molde cerebral es una verdadera primicia para el mundo interesado en el pasado nacional, y en especial de nuestra provincia. De esta manera relevándonos un pasado muy distante, pero profundamente interesante.

Aprovecho y tomo esta oportunidad para agradecer a los trabajadores de la cantera J4 en Jagüey Grande, quienes descubrieron estos importantes restos, y los coautores Lázaro W. Viñola y el Dr. Ted Macrini por sus excelentes contribuciones. Así mismo los curadores de museos que nos permitieron visitar y estudiar colecciones bajo su cuidado, y un sinfín de amigos que nos brindaron su asistencia y colaboración. Gracias.

Cita:
Orihuela, J., L. W. Vinola Lopez, and T. Macrini (2019). First cranial endocasts of early Miocene sirenians (Dugongidae) from the West Indies. Journal of Vertebrate Paleontology 39: DOI:10.1080/02724634.2019.1584565 

viernes, 5 de abril de 2019

Nuevos aportes a la historia de la batería de Peñas Altas

La revista científica Arquitectura y Urbanismo de la Universidad José Antonio Echevarría (CUJAE, La Habana) – órgano divulgativo de información histórica y técnica para las gestiones de la conservación del patrimonio – publicó este mes un informativo artículo tocante en temas arqueológicos, geológicos e históricos sobre una de las baterías costeras más olvidadas de la bahía matancera: La batería de Cagigal o de Peñas Altas. 


Su resumen recoge: 

La batería de Peñas Altas fue la última fortaleza construida para completar el sistema defensivo tradicional de la bahía de Matanzas, Cuba. En este trabajo revelamos nueva información a través del análisis de planos inéditos, documentación histórica y reconocimientos arqueológicos. A partir de ello planteamos que Peñas Altas fue erigida entre diciembre de 1819 y 1820, contrario a lo asumido por la historiografía que data el inmueble hacia 1818- 1819. Se destacan cuatro momentos en la evolución de la batería: planeamiento y construcción (1818-1827), remodelación (1840-1850), ampliación (1876-1886) y una última remodelación en 1907. Peñas Altas funcionó como fuerte militar durante todo el siglo XIX. Luego fue utilizado como polvorín y estación de policía, hasta que fue demolido en 1962. De este significativo patrimonio histórico matancero quedan algunos muros que representan sus diferentes etapas constructivas con potencial para convertir este espacio en un parque de memoria patrimonial.

Este aporte, disponible en la página de la revista (aquí), es uno de la cadena de trabajos publicados por estos jóvenes investigadores – como aquellos sobre el Castillo de San Severino, La Vigía o La Laja divulgados aquí y otros en preparación – que prometen actualizar, desde un punto de vista empírico y documental, el conocimiento histórico-militar de la bahía y la ciudad de Matanzas. Utilizando planos, fotografías, facturas, comprobantes y memoriales generalmente inéditos de archivos europeos, se tocan temas de servicio para profundizar en la historia de la ciudad, la provincia y la nación.


Cita recomendada:

Hernández de Lara, O., J. Orihuela León & B. Rodríguez Tápanes (2019). Batería de Peñas Altas: apuntes histórico-arqueológicos sobre una fortaleza olvidada (Matanzas, Cuba). Revista científica de Arquitectura y Urbanismo, vol. XV, no 1: 5-22 (enero-abril 2019, ISSN 1815-5898).

jueves, 14 de marzo de 2019

Curiosidad Histórica: El Chino Talego, Matanzas s. XVIII

Con el auge del azúcar en siglo XIX, llegó a nuestra isla una gran migración de asiáticos, en especial chinos. Los centrales azucareros cubanos, impulsores de la economía del momento, necesitaban surtir sus campos con mayores contingentes de trabajadores que reemplazaran o complementaran la mano de obra esclava africana ya existente. Esto no fue raro en Cuba, dado que en siglos anteriores se habían movilizado a la isla nativos amerindios de norte y Mesoamérica, entre un sinfín de otras nacionalidades.

Chino en su casa instalada en una cueva matancera. (Fuente: Biblioteca del Congreso, USA). 

Los primeros asiáticos llegaron a Cuba bajo contrato –  otros esclavizados – circa 1847, según cuenta la historia establecida. En su mayoría estos fueron generalmente cantoneses, venidos por los puertos de Hong Kong, Taiwán o Macao y también desde San Francisco, en los Estados Unidos. A pesar de ser este movimiento migratorio mayormente decimonónico en carácter, contamos ahora con documentos ineditos que insinúan una presencia asiática en Matanzas por lo menos desde finales del siglo XVIII. 

Este es el caso del chino Bartolomé del Castillo, conocido por el alias de Talego, quien fue esclavo del alguacil mayor Joseph del Castillo; aquel mismo patrocinador de la construcción de la batería de San José de la Vigía entre 1745 a 1752, y la reconstrucción del Castillo de San Severino entre 1768 y 1778. 

Sabemos de Talego porque en octubre de 1781 fue sentenciados a 5 años de labor forzada en las obras de la ciudad de Matanzas, en especial su nueva cárcel, por haber asesinado al “guachinango Gutiérrez”. 

De esta manera registramos una de las más tempranas presencias asiática en la ciudad de Matanzas. Es posible que ya desde finales del siglo XVIII haya comenzado, aunque quizás en pocos individuos, esta migración asiática a Cuba. En especial, los chinos o culíes, jugaría un papel significativo en la industria azucarera entre un sinfín de otras industrias y actividades. Aquellas de nuestra historia incluye los casos peculiares de la demolición de la batería de La Vigía en agosto de 1862, y el descubrimiento de las famosísimas Cuevas de Bellamar, también por esa época. Emigrantes del Imperio Celeste, sin duda fueron un componente que ayudaría a enriquecer el ajiaco cultural, étnico e histórico que conforma nuestra nación.


martes, 26 de febrero de 2019

Nuevo registro de peces fósiles para Matanzas

Acaba de salir publicado en la revista especializada Historical Biology, un interesante artículo de importante aporte para el registro fósil de la provincia de Matanzas, y que además contribuye al conocimiento del pasado geológico de nuestra isla.

En el trabajo, coautoría de los investigadores matanceros Lázaro W. Viñola y Logel Lorenzo, con el apoyo del especialista Richard Carr, se describe una nueva especie extinta de pez - Balistes vegai y se provee un nuevo registro para Balistes crassidens en la isla. Proveyéndose además una revisión de su taxonomía y registro fósil. Estos fósiles fueron descubiertos en rocas calizas que afloran en canteras y cavernas alrededor de la provincia y que tienen una edad entre 23 y 7 millones de años. Algunos de los especímenes se encontraron en la famosa Cueva de Bellamar.

La nueva especie, B. vegai Viñola et al 2019, es hasta ahora la especie más grande del genero descrita por la ciencia. La misma fue nombrada en honor de Johnny Vega Piloto, matancero miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba, quien en el 2013 descubriese las primeras evidencias de estos peces extinguidos.

Reconstruccion idealizada del Balistes vegai realizada por Ethan Schmunk.
En ella se muestra a un adulto de B. vegai persiguiendo a un
juvenil tiburón gigante (Otodus megalodon) en aguas matanceras.
Ambas especies ocurren en rocas que afloran en nuestra provincia.

Los peces del genero Balistes, conocidos como pejepuercos, calafates o tiggerfish (peces tigre), son abundantes en aguas tropicales, subtropicales, y en algunos casos templadas. Aunque alcanzan una mayor diversidad en los mares de la región Indo-Pacifica, también hay especies presentes en el Mediterráneo y el Atlántico. En el mar Caribe existen dos especies: el Pejepuerco Cachuo (B. vetula) y el Pejepuerco Blanco (B. capriscus). Algunas de las especies suelen ser agresivas y muy territoriales.

Estos peces son peculiares por su rostro alongado, fuerte mandíbula y dentición que les permite alimentarse de invertebrados como los erizos de mar sin sufrir daños. Generalmente, estos peces no son muy comestibles para los humanos, ya que suelen ser tóxicos, aunque raramente venenosos. No obstante, en el Caribe se consume aparentemente sin causar algún problema.

Quizás uno de los aspectos más importantes de este descubrimiento es lo que implica para la historia natural de la isla, y en especial de Matanzas. La presencia de peces como Balistes en las rocas calizas que rodean la provincia indica la existencia de ecosistemas marinos similares a los modernos, apoyando la presencia de un mar somero y cálido en regiones que son hoy planicies o leves elevaciones de la zona meridional de la provincia, hace más de una docena de millones de años atrás.


Acompáñenos en felicitar a estos investigadores por tan importante aporte para la ciencia.



Cita:


Viñola, L. W., R. Carr, and L. Lorenzo (2019). First occurrence of fossil Balistes (Tetradontiformes: Balistidae) from the Miocene of Cuba with the description of a new species and a revision of fossil Balistes. Historical Biology DOI: 10.1080/08912963.2019.15802

For an English version, please visit here


viernes, 25 de enero de 2019

Cárdenas obsequia placa conmemorativa a Matanzas

Nuestra ciudad hermana, San Juan de Dios de Cárdenas, nos hizo este pasado martes un memorable obsequio: una placa dedicada al 325 aniversario de la ciudad de Matanzas, celebrado el pasado octubre con bombos y platillos. Resulta peculiar que tan importante acontecimiento, histórico y cultural, haya pasado inadvertido por la prensa local.


La hermosa placa, confeccionada en mármol, fue develada por los conservadores de la ciudad de Matanzas y Cárdenas; siendo colocada en la calle de Medio muy próxima a la nueva Escuela de Oficios del mismo órgano. Esta contiene un poema de la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda, dedicado a la ciudad de Matanzas, escrito durante su estancia en Cárdenas. 

Este hermoso obsequio deja ahora su huella de celebración y orgullo en una de nuestras más transitadas y emblemáticas calles, resaltando la estrecha relación patrimonial, histórica y geográfica que comparten nuestras dos ciudades. 

Muchas gracias a Cárdenas, nuestra ciudad hermana, por tan valioso regalo.



Nota: favor, se pide al autor de esta fotografía se identifique por esta vía para darle el crédito merecido aquí. Gracias.