Aquí compartimos un fragmento de la prensa local al momento de su original apertura, aquel 6 de abril de 1863:
“Matanzas, 7 de abril: Muchos años transcurrirán y la memoria de los matanceros no habrá dado al olvido el ponente y grandioso espectáculo que presento a los ojos de una concurrencia de más de dos mil almas el soberbio Teatro Esteban en el solemne acto de su inauguración.
Los acontecimientos de esta clase son para la historia de los pueblos como las piedras milenarias que sirven para determinar los límites de las diferentes demarcaciones del terreno y la cronología se fija en ello, como para hacer alto y poder apreciar con exclusiva separación una de otras, las diferentes épocas que comprende la historia de su progreso material e intelectual.
Al terminar el bello coliseo, cuya inauguración motiva las presentes líneas, y que siendo obra del hábil arquitecto D. Daniel Dallaglio, nos ha dado a conocer todo lo que tan modesto artista vale, Matanzas ha dado un paso gigantesco, y el buen gusto y el entusiasmo artístico no podrán menos que alcanzar un rápido desarrollo, así como la literatura habrá de producirnos obras en el género dramático que serán probablemente gloria para sus autores y honra para la patria” [sic].
Lo sucedido en el Teatro Sauto este pasado sábado hace muchísimo eco a estas palabras. Pero hoy, como ayer, este inmenso logro no fue, ni siquiera remotamente posible, sin el titánico esfuerzo de muchos que vertieron todas su horas, conocimientos y fuerza para verlo funcional y conservando su originalidad arquitectónica. La prensa local de febrero de ese año igualmente hace alusión al esfuerzo realizado entonces para finalmente verlo abierto al público aquel 6 de abril:
“Por lo que respecta a la inauguración del Teatro Esteban [Sauto], abrigo temores de que se transfiera al sábado 11 o domingo 12 del presente mes. Sin embargo, el que desee presenciarla debe hallarse listo a oír la voz ejecutiva del Dr. Sauto en la Aurora y demás periódicos de esta parte de la Isla…a esta hora todos los palcos están tomados” [sic].
Aquella primera apertura incluía en su programa un himno del Sr. Estrada y Zenea con música del Sr. Miro. Acto seguido se llevaron a escena dos representaciones dramáticas, varias composiciones poéticas y canto. Hoy, 156 años después, el programa incluyó un bello homenaje a todas las personas que estuvieron involucradas, de una manera u otra, con la restauración del teatro, reconociendo incluso aquellas que participaron en previas intervenciones. Entre ellas un tributo a Cecilia Sodis Carrillo, quien fue directora del Sauto por casi un cuarto de siglo, seguido por un inolvidable y emotivo discurso del conservador de la ciudad, Leonel Pérez Orozco.
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