viernes, 22 de diciembre de 2017

La Fotografía Histórica y Antigua de la Ciudad de Matanzas

¿Qué es la fotografía? La fotografía no es más que la técnica diseñada para capturar la luz, atrapándola en un medio sensible que plasma instantáneamente un momento, irrepetible, que no volverá jamás. En este sentido la fotografía constituye un vehículo al pasado. Una verdadera máquina del tiempo. Aquí les regalamos varias vistas de Matanzas poco conocidas y otras que figuran entre las más antiguas.

Vista desde la Calle Narváez y el río San Juan, mirando hacia el Puente de Bailen, 
desaparecido en 1870 después de un gran huracán. 

Después que el científico francés Niepce inventa el método fotográfico permanente en 1826, con la famosa “vista desde la ventana de Le Gras”, otro inventor, Louis Jacques Daguerre, lo extiende, mejora y comercializa en 1839. Las fotografías tomadas mediante el uso de su sistema llegaron a conocerse como Daguerrotipos.

Vista del casi parisino Puente de Bailen, tomada desde Pueblo Nuevo, mirando la plaza de la Vigía 
y remantes del antiguo fuerte homónimo, cual sería demolido varios años después. 

La fotografía en la forma de los Daguerrotipos llagaron casi inmediatamente al Nuevo Mundo, arribando a Cuba, precisamente a La Habana a principios de abril de 1840, en las manos del hijo del Capitán General, Pedro Téllez Girón, quien realizó la primera demostración: una vista del Parque Central. Para enero de 1841 ya se había instalado el primer estudio fotográfico en la capital.

Vista del Río San Juan, mirando hacia los almacenes de Pueblo Nuevo. 

Poco después, aunque no se sabe con exactitud, se dispersaría por toda la isla, llegado a la ciudad de Matanzas. Las fotografías más antiguas de Matanzas, conocidas hasta ahora, datan de 1850, cuando Charles DeForest Fredericks captura vistas del Río Canímar. Sin embargo, una interesante nota publicada en el Diario de la Marina, tomada del papel periódico La Aurora de Matanzas fechada el 8 de agosto de 1845, indica el uso del Daguerrotipo en la ciudad: “se está litografiando una vista del lugar en que ocurrió el incendio el 26 de junio sacada del daguerrotipo por un profesor…” (Orihuela y Viera, 2016).

Vista de la bahía de Matanzas desde la Cumbre, elevaciones en Versalles. 
Nótese la cantidad de embarcaciones en la bahía.

La fotografía había llegado, primero, como curiosidad tecnológica y muestra del avance científico de la revolución industrial, y luego como símbolo de la modernidad, a la cual, para ese entonces, la Atenas de Cuba se sumaba. Los primeros fotógrafos daguerrotipistas fueron extranjeros, que explotaban el nuevo espacio comercial que se habría para capturar la vida en otras partes del mundo. Uno de los más destacados fue George Norton Barnard, quien visitó Cuba en 1859 para capturar nuestra colorida isla, sus gentes y su cultura. Barnard plasmaría más de cien fotografías para el álbum de estereovistas titulado “Vistas Cubanas” del editor y distribuidor E. Anthony de Nueva York. Anthony fue uno de los más grandes distribuidores de estereovistas. 

Vista del Abra de Yumurí, donde en parte, se puede ver la Cueva del Indio. 

Las tomas de Barnard, quien varios años después capturaría con su cámara la marcha del general Sherman durante la Guerra Civil norteamericana, capturaron aspectos de nuestra ciudad pocas décadas después de haber llagado la fotografía allí. El nuevo sistema de estereovistas permitía casi una visión tres-dimensional de los espacios capturados. Bernard se destacó en fotografiar espacios que contrastaban la naturaleza, arquitectura y el hombre. Estas fotografías son parte de su legacía, y de su casi desconocido portafolio artístico. Además, aportan un viaje al pasado de la ciudad de Matanzas, precisamente a 1859 - a una Matanzas que ahora conocemos a través de estas fotos.


 

viernes, 15 de diciembre de 2017

Lanzamiento del libro Matanzas en el Visor del Tiempo: Palabras de los doctores Alicia Garcia Santana y Ercilio Vento Canosa

En la tarde del jueves 14 de diciembre, tomo lugar en la Ermita de Monserrat el lanzamiento oficial de nuestro libro Matanzas en el Visor del Tiempo, al cual asistió más 230 personas, entre personalidades, intelectuales y miembros de órganos patrimoniales, quien ante el público citadino, presenciaron la presentación de nuestra obra a través de dos de los más destacados investigadores de nuestra ciudad: Alicia García Santana y Ercilio Vento Canosa.

De izquierda a derecha: Dr. Ercilio Vento Canosa (historiador de la ciudad de Matanzas),
Leonel Pérez Orozco (conservador de la ciudad de Matanzas) y la Dra. Alicia García Santana
durante el lanzamiento de Matanzas en el Visor del Tiempo (2017).

Este evento y las palabras de estos investigadores nos han colmado de orgullo y alabanzas que quisiéramos compartir con ustedes en este blog. Con el permiso de los enunciados, aquí recogemos sus palabras:

Palabras de la Dra. Alicia García Santana:


Mis queridos Matanceros, muchas gracias por esta invitación, tengo el placer de estar aquí nuevamente en esta ciudad privilegiada, para la presentación de un libro que es mayor en todo el sentido de la palabra, un libro en formato mayor, mayor por su alcance y mayor por su trascendencia, y es una maravillosa y única compilación de imágenes de esta ciudad tomada de numerosos archivos, colecciones privadas y otras fuentes casi ocultas y desconocidas. Cabe destacar entonces, que estamos en presencia de una obra meticulosamente copilada y que relaciona múltiples fuentes perfectamente referenciadas y como nunca antes, establecidas para una fiel consulta tanto de profesionales como de interesados y curiosos amantes de su ciudad , además tiene el don inestimable de darnos una visión total e integradora de esta maravillosa ciudad de una sola vez porque hasta hoy había sido muy difícil tener en nuestras manos un documento que pudiera darnos esta visión multidisciplinaria y al mismo tiempo poética y maravillosa de esta La Atenas de Cuba y este libro logra esto y mucho más a partir de una comparación de cómo era y es la urbe más moderna de América fundada por los españoles.

El primer impacto de este libro es su lujo, esmerado cuidado editorial, investigativo, metodológico y la excepcional estructura que sus autores han concebido para la obra, llena de un frescor juvenil y de un intachable formato que lejos de aburrir invita a sentarse y no terminar nunca de extasiarse con sus páginas y como bien dicen sus autores el lector se calza unas botas centenarias y recorre esta ciudad con el corazón en la mano y el espíritu iluminado por su esplendor y derroche cultural.

Este libro nos muestra como en el de cursar del tiempo se han perdido monumentos y edificaciones que eran importantes testimonios de la ciudad y al mismo tiempo, una vez que se pasa ese primer momento nostálgico por las pérdidas ,nos encontramos con lo mucho que aún queda y esto nos remite a una reflexión que está presente a través de todas sus páginas, como valorar en su justa medida lo tanto que aún queda y como protegerlo, conservarlo para evitar que se siga perdiendo ,porque lo que queda es verdaderamente extraordinario y ahora tenemos la grandiosa oportunidad de que los autores del Visor del Tiempo ponen en nuestras manos ese tesoro invaluable que es tener la ciudad en la mano y llenarse de orgullo por ser matanceros, piensen que de forma única y excepcional en Cuba usted llega a la plaza de la Vigía y cuando mira al oeste de su espacio urbano desde ahí nos mira Sagebien ,ese genio insoslayable de la arquitectura de este continente en la primera mitad del siglo XIX ,Sagebien ,el noble arquitecto francés que de manera clásica nos legó a los matanceros por primera vez en Cuba el estilo neoclásico, fundiéndolo para siempre en este edificio de la Aduana del puerto y que hoy justísimamente acoge en su seno a la Oficina del Conservador ,estilo que por demás abrió el camino neoclásico no solo en otras ciudades del país sino también en América continental . Y qué decir de nuestro nacimiento como ciudad, de las privilegiadas manos de dos eminentes ingenieros militares, Juan de Síscara y Herrera Sotomayor que dan a esta urbe el sello de nobleza desde su nacimiento y allí, viendo a nuestros padres fundadores, al mirar al naciente, nos sobrecoge la fastuosa obra de Daniel Dallaglio que construyo el suntuoso teatro Sauto, una de las más grandes y perfectas obras con que cuenta la historia de la arquitectura hispanoamericana; así , a cada paso, se interpone ante nosotros un nuevo arquitecto, un baluarte de nuestra historia urbana, el escenario perfecto e irrepetible para impartir una clase de historia de la arquitectura, Pandal, Carrera, Betancourt ,Callejas, Montenegro, Borrell, Cuantos nombres, cuanto prestigio, cuanta excepcionalidad, porque no hay una sola ciudad de esta isla que pueda mostrar ese rosario de joyas, fruto de su pujanza y riqueza. 


Esterovista del Puente de Bailen, tomada por G. N. Barnard en 1859.
Publicada por E. Anthony  "Vistas Americanas" (1870). 

Otra de las fortalezas de esta ciudad es su acervo cultural, intelectual y profesional, desde Milanés, Blanchet, Juan Clemente, White y tantos otros, hasta los que se alzan hoy para sostener este legado paradigmático que está entre las páginas de este libro, porque sus autores, dignos continuadores de esta obra creadora, nos han regalado el fruto de sus desvelos, sacrificios y noble amor por la tierra que los vio nacer, en especial a uno de ellos ,aquí a mi lado, que con una carga de grandiosa responsabilidad ante sus contemporáneos y las historia, ha gestado junto a otros matanceros por derecho y nobleza esta obra, el Conservador de la Ciudad de Matanzas y que nos va diciendo en este libro que se perdió, que no se puede perder, que hay que conservar y legar a las futuras generaciones, este hombre maravilloso que además conozco muy bien desde hace ya muchos años nos enseña a todos cual es el camino a seguir, seguro y firme, para lograr una rehabilitación total e integral de esta ciudad, hoy ,cuando se ha creado la Oficina del Conservador, porque ninguna ciudad se conserva a sí misma ,integrada además por un equipo de altísima profesionalidad que junto a las autoridades gubernamentales y políticas tracen las acciones y estrategias para la conservación de lo más preciado del patrimonio urbanístico, se unan todos matanceros, intelectuales ,profesionales, y pueblo todo, como un as indestructible a la Oficina del Conservador para proteger y salvar esa sinfonía de formas, estilos, colores y valores que hoy nos muestra este libro y que vemos y disfrutamos cuando caminamos por sus páginas.

La labor que los autores de esta obra han hecho es realmente encomiable, los que trabajamos con libros y estamos familiarizados con su creación vemos en este, que hoy presentamos, un verdadero dechado de virtudes que partiendo de su estructura, cuidado editorial, modernidad de su forma y meticulosa profesionalidad nos habla de una investigación única en esta ciudad y portentosa si se le compara con otras. El libro te va llevando de la mano, te invita a caminar por esta ciudad, te comenta con frases cortas pero precisas todo lo que necesitas saber porque tu mente y tus ojos están recibiendo a cada momento un baño de luz que fortalece el espíritu e inflama tu orgullo. Uno de los detalles que nos llamó poderosamente la atención fue la quinta de los Marcet, y veía esa magnífica construcción y la comparaba con lo que hoy esta y me decía, fabuloso, ahí están sus balcones y terrazas, ahora sí se puede restaurar de nuevo y devolver a la ciudad una arquitectura privilegiada como lo fueron sus quintas. Sin temor a equivocarme hoy podemos decir que la literatura profesional de Matanzas era una, y hoy, después de la aparición de este libro, es otra.

Hemos visto como la ciudad se incorpora y avanza firme hacia su rehabilitación gracias a Orozco y su equipo de la Oficina, solo hace unos días visite el teatro Sauto y una inmensa alegría colmo mi espíritu, Sauto es hoy la joya de la noble corona matancera, y luego aprecie las obras de la calle medio y de la escuela de oficios y las del edificio de Sagebien y en todo he visto la mano y la obra salvadora de este hombre, que con inmenso orgullo, presento hoy ante ustedes, la obra de su vida, y no sería justo ni digno de esta ciudad que todos los intelectuales no se unieran a este esfuerzo titánico que comanda Orozco con esa nobleza de carácter que siempre le ha caracterizado y que gracias a ella ha logrado la integración de todos asía el bien común de esta ciudad.

Sé que un libro como este no se hace en tres días y cuanto de sufrimiento e incomprensión debe haber anidado entre sus páginas antes de su publicación, pero lo que no se lucha no se aprecia y como siempre, Orozco se nucleó con el equipo de autores de lujo que mejor pudieron estar ligados en este empeño, Luis Gonzales Arestuche, mi amigo, mi hermano y distinguido colega que tan profesionalmente a bregado por estos difíciles mares de la ingeniera y el patrimonio, sus palabras nos llenan de orgullo y nos recuerdan cuanto aun debemos agradecerle por sus aportes y consejos, por su firmeza y profesionalidad; a Ricardo Viera Muñoz, joven de incalculable valor que ha dedicado lo más tierno de su vida para arrancarle a la tierra los más valiosos y escondidos secretos, demostrando una profesionalidad en las ciencias arqueológicas que en más de una ocasión pude comprobar con mis propios ojos; y ese otro joven, que sin ser conocido de todos, hemos sabido de su amor intenso y vehemente por las ciencias históricas, paleontológicas y arqueológicas que lo conforman como un pilar inconmensurable de la valía de nuestros jóvenes, no importa donde estén; de Karel Bofill Bahamonde que de solo recordar su segundo apellido, reverenciamos a sus antepasados que fueron, como él lo ha demostrado en este libro, los paradigmas de los padres libreros matanceros; de otro joven Néster Núñez que ha inmortalizado su profesión de editor con esta obra que lo sitúa junto a los mejores de la literatura cervantina, y no por ultimo uno de los más valiosos, Jorge Ignacio Rodríguez Bueno, que haciendo honor a su apellido, ha realizado un trabajo fotográfico tan exacto y sumamente profesional que hasta los más encumbrados artistas de la fotografía han alabado su trabajo y lo han llamado colega con respeto y admiración. Solo nos resta felicitar de todo corazón y con toda la fuerza de mi espíritu a los autores de esta maravilla que hoy ve la luz, por sus esfuerzos, por la grandiosidad de su aporte, por marcar la pauta a seguir por todos los que aquí estamos .La poesía que encierra el título de este libro, nos invita a decirle a sus autores… En el visor del tiempo, ya están para siempre con letras de oro sus nombres inmortales. Muchas gracia
s”

Momento de entrega de libro en la Ermita de Monserrate, de manos del autor Leonel Pérez Orozco.


Palabras del Dr. Ercilio Vento Canosa. Historiador de la ciudad de Matanzas


Buenas tardes, y gracias por permitirme expresar unas palabras sobre este libro. Lo primero que voy a referir es la impresión causada al tener por primera vez esta obra en mis manos. Un libro es la forma más inmortal de trascender en el tiempo y como hay muchas formas de lograrlo, los autores de este han escogido la más culta e imperecedera, hacer un libro para la honra de la tierra en que se nace y me viene a la mente Pedro Antonio Alfonso con sus Memorias de un Matancero, o Mauricio Quintero y Almeida en su Historia de Matanzas, y ahora, Matanzas en el Visor del Tiempo, que se ha convertido ya en un paso a la inmortalidad de cada uno de sus autores; y me permito hacerles una anécdota, cuando hace unos años se publicaba Matanzas La Atenas de Cuba de Alicia García y Julio Larramendi yo estaba encargado de escribir el prólogo y Larramendi me llama una moche y me pregunta si ya había terminado el escrito, le conteste que ni siquiera avía visto el libro y le pregunte cuando lo necesitaba y me contesto que para el otro día a las 6 de la mañana y así escribí desde el corazón ese prologo. Porque cuando se escribe desde el corazón no es necesario pensar, y este es el caso, estamos aquí hablando desde el corazón y valoro mucho un libro por el tiempo que uno lo tiene en las manos sin poderse despegar de él, esa noche en que Leonel me obsequiaba un ejemplar llegue a mi casa y comencé a hojearlo, íbamos a comer y claro que la cena tardo mucho más pues no pude despegarme de este libro que aquí presentamos hoy ,y es que en sus páginas esta la ansiada máquina del tiempo que te lleva de un lugar a otro, te muestra un edificio o algo que ya no está pero que por haber vivido algo más que otros , pude ver y no olvidar. No voy hacer elogios inmerecido de Leonel pero pienso firmemente que esta ciudad tendrá que inmortalizar en bronce la figura de este hombre y tendrá mucho que agradecerle a su paciente labor porque sus aportes no solo son al patrimonio si no que han sido en casi todas las ciencias naturales, arqueológicas e históricas. Este libro es una advertencia a todos para sepamos que lo que ha llegado hasta hoy no se puede perder, porque este libro nos recuerda que a Matanzas hay que valorarla, quererla, y defenderla a cualquier precio porque en ello nos va el honor de ser matanceros. En el prólogo del libro de Alicia ponía que ese era el libro que le faltaba a Matanzas y hoy tenemos que hablar en plural, estos son los dos libros que le faltaban a Matanzas. Muchas gracias”.

Queremos primero que nada agradecer a los doctores Alicia García y Ercilio Vento por sus palabras y elogios, pero más que nada por dedicar toda una vida al cuidado y aumentar el conocimiento de nuestra ciudad de Matanzas. Agradecemos además a Yobel Vega por trasferencia taquigráfica de las palabras enunciadas en la presentación. Agradecemos también a los periodistas, como Jessica Mesa Duarte, que han dedicado de su tiempo para divulgar la publicación de esta obra por los medios nacionales e internacionales. A los medios Radio26, Habana Radio, Cuba Literaria, Girón, Prensa Latina entre otros por su acogimiento. Algunas de fotografías que exponemos aquí fueron obtenidas de dichos medios.