jueves, 12 de diciembre de 2019

Los planos fundacionales de San Carlos de Matanzas

El origen y autoría del - o los - planos preparados y utilizados durante la fundación de la ciudad de Matanzas en octubre de 1693 son el tema que abordaremos hoy. Para ello nos basamos en extractos de un artículo recientemente publicado en el número 389 de Librínsula, la revista digital de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”. Para ver el articulo completo y más información véase enlace aquí.

Fig. 1 Copia del plano fundacional de Matanzas,
realizado por Sotolongo en 1795

" - La ciudad de San Carlos de Matanzas es considerada la primera urbe moderna de Cuba por haberse basado en un planeamiento detallado que contó con un plano prefundacional inalterado y una distribución de terrenos que – siguiendo las Leyes de Indias - fueron rifados a los futuros vecinos, cuyo acto se realizó entonces por primera vez para la historia urbanística nacional. A pesar del aumento demográfico y urbanístico experimentado en la ciudad por más de tres siglos, esta ha preservado casi intacto su trazado original. Este trazado fue plasmado en un plano prefundacional, cuya autoría fue inicialmente atribuida al multifacético escribano Juan Uribe Ozeta quien, junto al ingeniero militar Juan de Herrera y Sotomayor, y bajo orden directa del gobernador Severino de Manzaneda, estuvieron encargados del desmonte y delineación de la ciudad y el Castillo de San Severino, respectivamente desde enero de 1693.

En 1940, el erudito historiador José A. Treserra redescubrió una copia del plano fundacional de Matanzas (fig. 1), cual restauró y dio a conocer a la prensa (fig. 2). 

Fig. 2 Copia apócrifa del plano fundacional realizada por Treserra,
añadiéndole el mítico riachuelo Sabicú.

Después de Treserra, varios investigadores han discutido la relevancia de este importante plano, en cuanto a la distribución de los solares, peculiar organización de su cuadrícula y su autoría. Siendo este el que siempre se ilustró en los trabajos historiográficos. No obstante, un análisis generalizado del mismo, con el apoyo de documentos primarios – algunos inéditos – revela discrepancias que nos proporcionan hoy una visión diferente a aquella prestada por la historiografía.

El plano de Treserra es una copia certificada por el escribano público Juan Valdés y Sotolongo en papel sellado y fechado como mismo ratifica el documento:

Certifico: que el mapa de la vuelta es el mismo que se hallaba original en el Libro de fundación de esta ciudad y en su lugar, quedo copia de su original a que me rremito y en cumplimiento de lo prevenido pongo la presente en esta ciudad de Matanzas en nueve de mayo de setecientos noventa y cinco años” [sic]. 

Fig. 3 Detalle de las copias.

Aquí Sotolongo se refiere a una copia – con fecha del 9 de mayo de 1795 – que reemplazaba a un original realizado el 13 de octubre de 1693, como sugiere el encabezamiento de dicha copia: “Planta de la fundación de la ciudad de Matanza 13 de octubre de 1693 martes” (fig. 3). Curiosamente, algunos historiadores han citado esta certificación y plano con la fecha de 9 de mayo de 1695 y no 1795. También intercambiándose la fecha del 13 de octubre del supuesto original por la del 18 de octubre. La copia de Sotolongo estaba realizada sobre la base de un plano quizás utilizado en los actos fundacionales, y la copia de Treserra fue una versión modificada de este.

¿Entonces de que fecha es el supuesto plano fundacional?

El encabezamiento de la copia de Sotolongo de 1795 claramente indica la fecha de 13 de octubre de 1693. Es muy posible, especialmente si la reproducción es de baja calidad, que se confundiesen el 13 por el 18, y de ahí surgiera el error repetido. La versión que Treserra publicó, a pesar de estar levemente alterada, incluyó la fecha aparentemente correcta del 13 de octubre. Cualquier plano original utilizado al momento de la fundación debe, idealmente, haber existido antes de la organización de los solares y su rifa, o sea antes del 22 de octubre de 1693.

Al parecer, existieron múltiples planos diseñados para la organización de los solares y la extensión del terreno. Algunos realizados desde las primeras mediciones del sitio varios meses antes y otros durante la organización dotada durante el mes de octubre de 1693. Hay insinuaciones en varios documentos de un plano realizado antes del 12 de octubre – un plano prefundacional.

La primera insinuacion aparece en una carta fechada en enero de 1694, donde Manzaneda da cuenta a la Corona por primera vez de haber fundado la ciudad. Se menciona “…el repartimiento de solares, tierras y jurisdicción para la formación de la población…”, indicando que “habiendo llegado a principios de octubre y hecho el mapa del terreno donde V. M. tiene mandado se haga la población…” [sic]. En esta misiva, el gobernador interino se refiere a un documento cartográfico realizado el 9 de octubre o poco después, dado que él llegó a la ciudad el 8 de octubre. Esto queda apoyado en una diligencia firmada por Ozeta en Matanzas el viernes 9 de octubre de 1693 que dice: “tendiendo en acabar de hacer el mapa según las medidas que se hicieron en el territorio…”. Conjuntamente refiriéndose a que el plano había nacido de las medidas realizadas sobre el terreno entre enero y septiembre de 1693, revelando que aún para el 9 de octubre de 1693 entonces no estaba completada dicha planta.

Una segunda alusión se encuentra en las Actas Capitulares de Matanzas y documentos del Archivo Nacional de Cuba donde hacen referencia a un plano utilizado el 10 de octubre de 1693 “…en conformidad del mapa que está hecho de esta dicha ciudad…” [sic]; información que fue tomada de un auto firmado por Uribe Ozeta el miércoles 14 de octubre de 1693. Es posible que estas alusiones se refieran al mismo plano, o sea uno realizado entre el 9 y el 10 de octubre.

¿Fueron estos planos realizados por Herrera u Ozeta como insinúan estos documentos?

Antiguamente, la autoría de plano fundacional de octubre 1693 fue atribuida al escribano agrimensor Juan Uribe Ozeta. Esto es hoy considerado como un error historiográfico, actualmente atribuyéndose como autor de este al ingeniero militar Juan Herrera de Sotomayor. No obstante, las investigaciones resultan contradictorias. Castillo indica a Uribe Ozeta como el autor de por lo menos uno de esos planos. El mismo Ozeta se indica como autor en las Actas Capitulares de Matanzas y autos de fundación cuando recoge el sábado 10 de octubre de 1693 que: “a este sitio de la nueba población, e yo el infrascrito escribano [Ozeta], hecho el mapa de ella en presencia de su señoría y demás personas…” [sic]. Copias de las diligencias firmadas en Matanzas por Ozeta y remitidas al rey recogen la misma información. Otras plantas de la ciudad y fortaleza fueron adjuntas en cartas al rey y la Junta: “copia de los autos que remito en esta ocasión y la planta de la nueba ciudad y población…” [sic], como indica Manzaneda en una instancia.

Esto apoya la hipotesis de varios planos, de diferentes autorías: uno de Ozeta y uno de Herrera. Algunos que datan a antes del 12 de octubre y otros que datan a momentos posteriores, quizás incluyendo algunos realizados por ambos personajes. Esto tiene sentido y es lo más ejerzo dada las practicas del momento. Debieron existir copias y originales, no solo para remitir a los archivos de la gubernatura en La Habana, sino como vimos en las cartas de Manzaneda, también a la Junta de Guerra y la Corona. Por otra parte, tener un solo plano para trabajar sobre el terreno no sería práctico, dado que con la continua utilización requerida para seguir “…delineando cuadras y señalando solares…” [sic] durante la organización de la población, un solo plano se hubiera deteriorado rápidamente. Herrera estuvo desde el principio involucrado en la preparación y medición del terreno que ocuparía la ciudadela, pero al comenzarse las labores del Castillo de San Severino desde mayo de 1693, estaría ocupado dirigiendo aquellas operaciones, aunque continuaría realizando plantas de la bahía y el castillo, como él mismo indica en la documentación del momento (fig. 4). Sobre Ozeta recayó entonces la delimitación y organización de los lotes y la rifa de solares y caballerías de tierras, en la cual se empleó o se emplearon planos. No sería sorprendente que Ozeta realizara una versión propia, quizás basado en un plano maestro de Herrera, para la organización de la ciudad y las familias isleñas instaladas allí. 

Fig. 4 plano de Juan de Herrera, 1696. Archivo Gen. Geog. de Madrid. 

La existencia de varios planos queda sugerida también en las variaciones de los planos sobrevivientes y sus copias. Estos presentan discrepancias, algunas posiblemente reales y otras introducidas por los copiadores, como fue el caso del plano de Treserra. A esta copia pos fundacional, Treserra le añadió el arroyo del Sabicú, lo cual resulta interpretativo y problemático ya que esta característica físico-geográfica no aparece indicada en ninguno de los planos o copias anteriores o descripciones del entorno hechas en aquellos tiempos. Entre estos este un plano existente en el Archivo Nacional de Cuba que aparece ilustrado en Escalona y Hernández (2008), también copia del siglo XVIII de un original quizás confeccionado en octubre de 1693. Este tampoco indica al elusivo y enigmático riachuelo (fig. 5). Es interesante que en un plano de Herrera, recientemente dado a conocer, aparece señalado con tinta disimilar lo que pudiera interpretarse como el mítico riachuelo o los límites de la ciudad en 1696, como queda indicado con la inscripción “El lugar” (fig. 4). Creemos que se refiere al segundo caso. Ninguno de los mapas y planos anteriores o posteriores a la fundacion indican la presencia del Sabicú.

Fig. 5 Copia del plano fundacional de Matanzas,
realizado en 1791 por José Antonio Caballero.

El archivo histórico provincial de Matanzas (AHPM) preserva otras dos copias. Uno de estos es la copia de Sotolongo fechada como vimos en mayo de 1795, el cual fue recientemente redescubierto en la cubierta del primer libro de las Actas Capitulares de Matanzas (fig. 1), y del cual Treserra hizo una reproducción fotoestática, añadiéndole - apócrifamente - el arroyo del Sabicú (fig. 2). El otro, es una copia del plano de Sotolongo realizada por José Llovet de Armas, y se encuentra en un acta capitular de 1818. Tanto el plano del Archivo Nacional como estas dos copias en Matanzas no incluyen dicho riachuelo. 

Los planos pre y fundacionales de Matanzas fueron un instrumento indispensable en su planificación y desarrollo urbanístico, cuya disposición ha sobrevivido por más de tres siglos. El trazado ideado por Síscara y decisivamente plasmados luego en el terreno por Ozeta y Herrera, resultan hoy una de las legacías más importantes de sus labores en Cuba. Un trazado que por su sensible diseño se ajustó inteligentemente a las disposiciones geográficas y geológicas endémicas del sitio – lo que dio origen a las peculiares características que califican a San Carlos de Matanzas como una de las ciudades más bellas, modernas e interesantes de Hispanoamérica. - "




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