Sin mas preámbulo:
"...Homicidios durante el período colonial en Matanzas: dos casos tempranos
Según la historiografía clásica local, el primer registro de homicidio de la ciudad fue el caso de José Quintana, en enero de 1778 —un caso calificado de pasional. El trinitario de “tierra-adentro”, José Jiménez de cuarenta años, había establecido una relación ilícita con la esposa de Quintana— Antonia de Usiga y Gálvez de veinticinco años. Jiménez, con planes de darle una mejor vida y llevársela “vuelta arriba”, asesinó brutalmente a Quintana.
El cuerpo de Quintana fue encontrado en el paso de Barroso, cerca de la hacienda del Conde de Gibacoa, en un espeso cañaveral al margen del río Cañas, en las afueras de la ciudad. José Antonio Martínez, hacendado local, descubrió el cadáver de Quintana parcialmente vestido en el agua. En la cabeza observó una fuerte contusión, una herida que le atravesaba el tórax y una roca muy pesada atada al cuello del cadáver que impedía que el cuerpo flotara en el río. El cuerpo aún preservaba un rosario de Jesús María al cuello. El cadáver fue examinado en la ciudad por el cirujano de batallón de milicias José Montoro, quien determinó que la herida del torso había sido realizada con un instrumento afilado y punzante.
Los amantes, Usiga y Jiménez, fueron capturados e interrogados. La pareja fue aprisionada en calabozos separados, en la batería de costa de San José de la Vigía; ambos con grilletes y al cepo. Sin experiencia de jurisprudencia, los caballeros Rodríguez y Castillo intentaron defender a los reos en los meses venideros. Sobre el proceso judicial procedió como juez Juan Gómez, alcalde ordinario de la ciudad. El proceso de interrogación llamó a testificar a varios vecinos y conocidos, todos cuyos testimonios fueron recogidos en las actas capitulares de la ciudad, luego extensamente relatado en la obra del Pedro A. Alfonso aquí citada.
Al final, Jiménez confesó al crimen, el cual dijo haber realizado el 12 de enero de 1778. Le había dado con una roca pesada en la cabeza a Quintana y luego atravesado el pecho con un machete. José Jiménez fue ejecutado en la horca el 4 de septiembre de 1778. Su cuerpo fue decapitado, y la cabeza exhibida al público en una estaca a la entrada del pueblo como ejemplo. En las palabras del historiador Alfonso, las acciones de Jiménez demostraron una crueldad y mutilación inaudita, cuya “sangre homicida manchase por primera vez el suelo matancero”.
Pero sin duda, este no sería el primer caso, o siquiera el primer caso registrado de homicidio o criminalidad en aquella región. Hay por lo menos dos ejemplos anteriores: uno en 1641 y otro de 1739. El del siglo XVII corresponde a Luis Martín de Casanova Maldonado, piloto del navío El Pájaro, quien murió de complicaciones de un balazo recibido en el puerto de Matanzas. Estando “herido de bala” redactó un testamento donde se destacan los detalles de este evento.
[...] En el paraje del puerto de Matanças, en la mar, en la urca San Nicolas de S. M. de la dicha urca es capitán don Jao. [abreviatura ilegible] de [ilegible], caballero de la orden de Calatrava…
El testimonio fue recogido “en la dicha nao”, el 8 de abril de 1641, mientras se salía de la bahía de Matanzas. Los testigos redactores fueron Thomas Peláez como escribano y Pedro Martínez de Angulo, el capellán de la embarcación. “El piloto del navío El Pájaro dijo que por cuanto estaba herido de un balazo… su ánima y conciencia quería hacer una memoria de su testamento… estando [aún] en entero juicio…”. ¿Pero por qué no identificarse al culpable o los detalles de su situación? ¿Fue intencional el disparo o accidental? Lamentablemente, los documentos no ofrecen detalle alguno sobre los sucesos, o cómo fue que este piloto quedó en esta situación. Al parecer, Maldonado fue un piloto pudiente, pero muy endeudado. ¿Puedo esto también ser motivo? La muerte alcanzó a Maldonado en el mar, rumbo a La Habana, donde se notarizaron los documentos el 11 de abril de 1641.
El segundo novedoso ejemplo aparece recogido en las Actas Capitulares de la Ciudad de Matanzas, reunión del cabildo del 19 de mayo de 1739. En esta acta se recoge, de manera muy incidental, un homicidio ocurrido en la ciudad. Lorenzo Carvajal, quien era vecino de La Habana pedía merced del cabildo para que se le otorgara
[...] el solar que linda por una parte con Francisco Gómez, y por el fondo con Juan German, el cual dicho solar hubo por merced de SS a Esteban Benítez, el que abandono por el homicidio que hizo en esta ciudad…[sic].
De esta entrada queda claro que Esteban Benítez había abandonado el lote por un homicidio que había hecho en la misma ciudad. Pero los detalles de este homicidio igualmente quedaron fuera del registro y lejos ahora del rescate histórico. Evidentemente, estos dos casos anteceden el caso de 1778 y deja mucho que cuestionar sobre el registro criminal de la región, antes como después de la fundación de la ciudad.
Los tres casos representan ejemplos diferentes de homicidio, violencia o criminalidad. El de 1641 es un caso prefundacional, quizás relacionado con las actividades de comercio ilícito que se realizaban en la bahía de Matanzas. Pudiera aventurarse la hipótesis de que estas naos se encontrasen en trámites del comercio ilícito o tuvieron algún encuentro con un barco pirata. Y por eso, terminara Maldonado herido, a bordo de otra embarcación. ¿Por estar involucrado en la piratería condicionó a que no se mencionara nada oficial al respecto? Aunque estas son claras suposiciones, no sería muy descabellado suponerlo, dado que el rescate y el filibusterismo ocurrían con frecuencia y fama en la bahía de Matanzas. No obstante, nada de los detalles quedó registrado en el escueto testamento o los pocos documentos posteriores. Lo cual también da mucho que suponer. Otra razón a este homicidio pudiera ser el intento de rescate de plata perdida en la bahía en momentos anteriores. Por ejemplo, en 1629, Pedro de Armenderos y Guzmán, contador de la Real Hacienda, informaba al Rey sobre
[...] que antes que el enemigo saliese de Matanzas… se habían hechado al mar mucha plata, oro y jollas, por estar en la mira de muchas personas interesadas esperando que se fuese el enemigo para sacarla con buzos [sic]...
refiriéndose quizás a los desechos de la Flota de Benavides, tomada por los holandeses en 1628. El evento de 1641 pudieran estar asociado también a alguna riña personal abordo, transacción de mercancía en la bahía, o contra algún asalto pirata. Pero por lo general hay poco apoyo documental sobre este caso singular.
El caso de 1739 tampoco aporta mucha información, pero pudiera referirse —como el de 1778— a algún vínculo pasional (celos como motivación), traición, u otro delito del sector social. Matanzas en la primera mitad del siglo XVIII, e inclusive hasta casi finales de este, fue una comarca pequeña, con exiguo desarrollo económico y una demografía fluctuante. La pobreza, el clima, y las enfermedades diseminaron parte de la población, incitando a muchos desertar la ciudad y probar suerte en otras regiones. En casos registrados de otras décadas, se ha señalado el efecto de tormentas y huracanes —ante la existente pobreza— que también incrementaron el robo y la violencia entre los vecinos.8 ¿Pudiera estar relacionado alguno de estos homicidios con estos factores?
Lamentablemente para estos temas quedan más preguntas que respuestas. En la investigación nunca el dato preestablecido resulta definitivo; en muchas ocasiones aparece un documento nuevo, una cita, referencia, o fragmento que cambian el panorama, o por lo menos el conocimiento establecido hasta el momento. La extensión del registro histórico está regida por las costumbres del momento, la idiosincrasia y las circunstancias. Por ende, es altamente improbable que estos dos casos aquí presentados sean los únicos de su estilo y su tiempo. El gran monto de homicidios no reportados o registrados en la historia de la Cuba colonial es quizás exponencial, e imposible de rescatar en su totalidad..."
Cita recomendada:
Orihuela León, J. (2020). Homicidios durante el período colonial en Matanzas: dos casos tempranos. Librínsula: Revista Digital de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, no. 394: 1-5
Referencias
ALFONSO, P. A. (1854). Memorias de un Matancero: Apuntes para la Historia de la Isla de Cuba con Relación a la Ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas. Imprenta Marsal, Matanzas.
ESCALONA, MARTHA S. y S. T. HERNÁNDEZ GODOY (2008). El Urbanismo Temprano en la Matanzas Intrarrios (1693-1840). Ediciones Matanzas, Matanzas.
MARTÍNEZ CARMENATE, U. (1999). Historia de Matanzas, Siglos XVI-XVIII. Ediciones Matanzas, Matanzas.
ORIHUELA, J., VIERA MUÑOZ, R. A., y PÉREZ OROZCO, L. (2019). Demografía fundacional de San Carlos de Matanzas en la inmigración canaria al occidente de Cuba a finales del siglo XVII. Revista Islas, 61(193):63-96.
ORIHUELA, J. y PÉREZ OROZCO, L. (en prensa, 2019-2020). Impacto de los fenómenos climáticos en la historia de Matanzas, Cuba (1690-1876). Revista Islas.
VENTO, E. (2002). La Última Morada. Ediciones Matanzas, Matanzas.
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