Dos de las referencias conocidas de los escudos corresponden al que esta preservado en el frontispicio de la fortaleza. Estas proceden, una del Guión de Recorrido del hoy Museo de la Ruta del Esclavo y la otra de la monografía de S. Hernández Godoy sobre la fortaleza. En la primera se manifiesta que: “El mismo era el Escudo Real de la Casa de Austria, a la cual pertenecía Carlos II, rey regente de España durante el período de construcción del Castillo”. Esta adjudicación es errónea y probablemente fue asumida a partir del hecho de que San Severino se comenzó a construir durante el reinado de Carlos II (1665-1700), aunque no fue hasta la década del cuarenta el siglo XVIII que se culminaron las obras. Por otra parte, la historiadora matancera, Dra. Hernández Godoy hace referencia una carta del Gobernador de Cuba Severino de Manzaneda al Rey de España Carlos II con fecha del 26 de octubre de 1695, donde se informa que: “…el frontispicio de la puerta de cantería estaba perfectamente acabado y se encontraban colocadas las armas de su majestad al costo de 12000 Reales (1500 pesos)”. Sin embargo, el escudo que se conserva en el Castillo de San Severino no se corresponde con el de Carlos II ni Felipe V, su sucesor, o a ninguno de la Corona española.
El segundo escudo, cuyo paradero se desconoce hoy, fue incluido en el Magazine de La Lucha, donde se publica la única foto conocida hasta el momento. No se conocen otras referencias gráficas de este blasón. ¿Pero entonces a que personaje o soberano pertenece y que representaba ese escudo? ¿Cuándo se colocó allí? Esa es la trama de nuestro articulo recientemente publicado en la Revista Matanzas (No. 1, 2020). Allí intentamos responder estas preguntas. Aquí les compartimos parte de ese artículo.
Pues resulta, basándonos en un análisis heráldico y varios meses de búsquedas en archivos y viejos documentos, que este enigmático blasón es casi idéntico, en su simbología y organización (dada las variaciones que existían entre el diseño de blasones del momento), al escudo personal de Juan Francisco Güemes y Horcasitas, según aparece en el cuadro del pintor mexicano Miguel Mateo Maldonado Cabrera (1695-1768); pintor mestizo quien le realizó varios retratos durante su posición como Virrey de Nueva España.
Blasón de la Corona española en el frontispicio La Cabaña, en la ciudad de La Habana. |
El segundo escudo, cuyo paradero se desconoce hoy, fue incluido en el Magazine de La Lucha, donde se publica la única foto conocida hasta el momento. No se conocen otras referencias gráficas de este blasón. ¿Pero entonces a que personaje o soberano pertenece y que representaba ese escudo? ¿Cuándo se colocó allí? Esa es la trama de nuestro articulo recientemente publicado en la Revista Matanzas (No. 1, 2020). Allí intentamos responder estas preguntas. Aquí les compartimos parte de ese artículo.
Pues resulta, basándonos en un análisis heráldico y varios meses de búsquedas en archivos y viejos documentos, que este enigmático blasón es casi idéntico, en su simbología y organización (dada las variaciones que existían entre el diseño de blasones del momento), al escudo personal de Juan Francisco Güemes y Horcasitas, según aparece en el cuadro del pintor mexicano Miguel Mateo Maldonado Cabrera (1695-1768); pintor mestizo quien le realizó varios retratos durante su posición como Virrey de Nueva España.
El blasón que aparece en la esquina superior izquierda del retrato muestra un escudo de estilo francés, acuartelado, con timbre adornado de corona de marques. El primer cuartel contiene a los reyes de España, ambos coronados en tierra, con fondo o campo azur. El segundo cuartel contiene dos cabras sables, de manchas blancas, recostadas a un árbol de manzano o encino de sinople enterrado de color natural, con frutos y campo dorado. El tercer cuartel contiene un fruto de granada en campo blanco, símbolo que representa al reino de Granada adquirido en 1492. Basado en ello, queda claro que el escudo perdido del San Severino fue de Güemes.
Comparese el blasón de la izquierda (A) del Castillo de San Severino con los dos de Güemes en centro y derecha. |
¿Cuándo se instaló?
Un primer rango cronológico para su instalación en la fortaleza se puede inferir a partir de la gobernación del Capitán General Francisco Güemes, que sucedió entre 1734 y 1746. Según la historia constructiva del Castillo de San Severino, sabemos que la Plataforma de San Juan se concluyó e inauguró bajo los esfuerzos de la misma gobernación. La colocación del blasón debió ocurrir en algún momento entre la finalización e inauguración de la Plataforma de San Juan, que el mismo Güemes anuncia en 1736.
En el mismo muro donde se encontraba el blasón, pero más cerca de la entrada a la plataforma, se encontraba la tarja fundacional, hoy también desaparecida. Allí se conserva un espacio rectangular socavado, a ~ 3 metros de altura. Pedro Antonio Alfonso menciona la tarja como una “inscripción que se halla a la entrada del fuerte y paraje de donde arranca la indicada plataforma”. José Mauricio Quintero, a finales del siglo XIX, alude a “la inscripción que se halla a la entrada del fuerte” sin mayor detalle. Es a partir de Alfonso que se difunde el contenido de la tarja, y quien transcribe la inscripción por vez primera. Según Alfonso, esta leía:
Hasta ahora se había considerado la fecha de 1734 para la colocación de la tarja. Sin embargo, este año no parece ser acertado, ya que es justo en 1734 cuando Antonio Arredondo, el ingeniero militar encargado de terminar el San Severino, hace la primera inspección de las obras constructivas en la fortaleza, bajo las órdenes del gobernador Güemes. En este año Arredondo confecciona el plano del Castillo de San Severino donde se demuestra la Plataforma de San Juan y el camino cubierto todavía como proyecto, lo que indica que en esta fecha la misma no se había terminado o incluso iniciada su construcción. Güemes en carta fechada 18 de febrero de 1735 “prometía que las fortificaciones exteriores estarían acabadas en el plazo de seis meses” y un año más tarde indica en carta de 27 de febrero que la plataforma estaba totalmente terminada.
Por otra parte, la tarja perdida no da fechas exactas y contenía elementos algo contradictorios. Por ejemplo, esta nombra al rey católico “don Carlos” como regente (“reinando”), menciona a un tal “Antonio Arcedo” e indica a Ignacio Rodríguez como constructor en vez de comandante. La información de la tarja pudo haber sido una simbólica quimera. El rey Carlos, al cual se refería la tarja, es posiblemente Carlos II (1665-1700), bajo cuyo reinado se inició la construcción del Castillo de San Severino. Igualmente, Antonio Arcedo parece ser una abreviación, error de inscripción o corrupción de Antonio de Arredondo, quien nombró y concluyó la plataforma. El hecho de que Ignacio Rodríguez se identifique en la tarja nos permite un rango cronológico aún más restringido. Entre 1737 y 1743, Ignacio Rodríguez ejerce como comandante de la fortaleza, lo que implicaría que tanto la tarja como el blasón daten de este período.
Aparentemente, esta sección de la fortaleza no fue afectada por la voladura que le causara el comandante Felipe García de Solís en agosto de 1762, después de la toma de La Habana por los ingleses, y por ende sobrevivió los períodos de abandono y reconstrucción, entre 1762 y 1772. Tanto la tarja como el escudo parecen haber perdurado hasta por lo menos la segunda década del siglo XX, ya que se hace referencia a ambos en el Magazine de La Lucha, lo que sugiere que se extravió en algún momento posterior a 1926, año de esa publicación.
Tomando como referencia la fotografía publicada en el Magazine de La Lucha, se trató de encontrar su ubicación en el Castillo de San Severino. Un espacio vacante en el muro al fondo del camino cubierto, antes de llegar a la puerta que da acceso a la Plataforma de San Juan, se señaló como posible lugar original del escudo perdido. La comparación de la fotografía histórica con el muro a partir de la distribución de los sillares alrededor del vano encontrado confirmó la correlación de este con este espacio. Durante la comparación, en primera instancia no coincidía la distribución de los sillares y sus juntas. Sin embargo, al girar la fotografía histórica, todos los atributos coincidieron perfectamente. Ello demostró que la fotografía fue publicada al revés -con la base del escudo hacia arriba- en el Magazine de La Lucha, dificultando además la interpretación de los atributos del blasón.
“Reinando la majestad Católica del Rey Don Carlos de España, siendo Gobernador y Capitán General de la Isla de Cuba el Mariscal de Campo don Juan Francisco Güemes y Horcasitas, construyo este castillo don Ignacio Rodríguez, y por don Antonio de Arcedo se hizo esta plataforma”
Hasta ahora se había considerado la fecha de 1734 para la colocación de la tarja. Sin embargo, este año no parece ser acertado, ya que es justo en 1734 cuando Antonio Arredondo, el ingeniero militar encargado de terminar el San Severino, hace la primera inspección de las obras constructivas en la fortaleza, bajo las órdenes del gobernador Güemes. En este año Arredondo confecciona el plano del Castillo de San Severino donde se demuestra la Plataforma de San Juan y el camino cubierto todavía como proyecto, lo que indica que en esta fecha la misma no se había terminado o incluso iniciada su construcción. Güemes en carta fechada 18 de febrero de 1735 “prometía que las fortificaciones exteriores estarían acabadas en el plazo de seis meses” y un año más tarde indica en carta de 27 de febrero que la plataforma estaba totalmente terminada.
Por otra parte, la tarja perdida no da fechas exactas y contenía elementos algo contradictorios. Por ejemplo, esta nombra al rey católico “don Carlos” como regente (“reinando”), menciona a un tal “Antonio Arcedo” e indica a Ignacio Rodríguez como constructor en vez de comandante. La información de la tarja pudo haber sido una simbólica quimera. El rey Carlos, al cual se refería la tarja, es posiblemente Carlos II (1665-1700), bajo cuyo reinado se inició la construcción del Castillo de San Severino. Igualmente, Antonio Arcedo parece ser una abreviación, error de inscripción o corrupción de Antonio de Arredondo, quien nombró y concluyó la plataforma. El hecho de que Ignacio Rodríguez se identifique en la tarja nos permite un rango cronológico aún más restringido. Entre 1737 y 1743, Ignacio Rodríguez ejerce como comandante de la fortaleza, lo que implicaría que tanto la tarja como el blasón daten de este período.
Bandera coronela del regimiento de pardos de Matanzas, 1760 portando las armas de Carlos III. |
Aparentemente, esta sección de la fortaleza no fue afectada por la voladura que le causara el comandante Felipe García de Solís en agosto de 1762, después de la toma de La Habana por los ingleses, y por ende sobrevivió los períodos de abandono y reconstrucción, entre 1762 y 1772. Tanto la tarja como el escudo parecen haber perdurado hasta por lo menos la segunda década del siglo XX, ya que se hace referencia a ambos en el Magazine de La Lucha, lo que sugiere que se extravió en algún momento posterior a 1926, año de esa publicación.
¿Dónde se encontraba ese escudo?
Tomando como referencia la fotografía publicada en el Magazine de La Lucha, se trató de encontrar su ubicación en el Castillo de San Severino. Un espacio vacante en el muro al fondo del camino cubierto, antes de llegar a la puerta que da acceso a la Plataforma de San Juan, se señaló como posible lugar original del escudo perdido. La comparación de la fotografía histórica con el muro a partir de la distribución de los sillares alrededor del vano encontrado confirmó la correlación de este con este espacio. Durante la comparación, en primera instancia no coincidía la distribución de los sillares y sus juntas. Sin embargo, al girar la fotografía histórica, todos los atributos coincidieron perfectamente. Ello demostró que la fotografía fue publicada al revés -con la base del escudo hacia arriba- en el Magazine de La Lucha, dificultando además la interpretación de los atributos del blasón.
El portar dos blasones, ninguno referentes directamente a la Corona española, hace del Castillo de San Severino un peculiar ejemplo. La norma era colocar las armas de Su Majestad sobre puertas principales, no en lugares apartados del inmueble, por lo que la posición del blasón en la plataforma también es inusual a pesar de no estar asociado a ningún rey. Su visibilidad era importante ya que dicho blasón representaba una intención política en la que la Corona anunciaba su dominio sobre el edificio militar, territorios o súbditos. Esta interesante peculiaridad contribuye a una mayor relevancia del Castillo de San Severino, tanto en el ámbito local como en el mundo hispano.
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