domingo, 15 de mayo de 2016

In Memoriam: Carlos de la Torre

Un día como hoy en 1858 nace en la ciudad de Matanzas el ilustrado científico Carlos de la Torre y Huerta, quien fuera un eminente naturalista y profesor por excelencia. Dedicamos este post como tributo a su vida, su enorme dedicación a las ciencias y su legado, que aún hoy inspira a generaciones de científicos y naturalistas.


El ilustre científico Carlos de la Torre y Huerta, ambrotipo de finales del siglo 19.

Su madre fue Rosa de la Huerta y Escobar y su padre Bernabé de la Torre y Fernández. Asistió al colegio matancero “La Empresa”, dirigido por los eminentes hermanos Guiteras, donde su padre fungía como profesor.

Desde temprana edad Carlos demostró una curiosidad extraordinaria y un excelente potencial por las ciencias naturales. Mientras era estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, en 1871, fue alumno del suizo Guillermo Gyssler, quien le enseñó taxidermia o el arte de embalsamar. Es aquí donde conoce a don Francisco Ximeno y Fuentes, erudito bibliófilo y filántropo de la elite matancera, quien toma interés por el joven Carlos. Don Jimeno, o Ximeno como muchas veces aparece, le brinda acceso total a su biblioteca y colecciones, alimentando el curioso intelecto del joven Carlos por las ciencias. Esta relación fomentó la pasión y predisposición de Carlos, a quien ya para ese entonces se le concia como “el sabio sin canas”, debido a su avanzado conocimiento.


Don Francisco Jimeno y Fuentes, erudito matancero (izquierda), y el Dr. Felipe Poey (derecha).


En 1874 comienza sus estudios de Farmacología en la Catedra de Medicina de la ya prestigiosa Universidad de la Habana (fundada en 1728). Allí conoce al Dr. Felipe Poey, considerado como el padre de las ciencias de Cuba; el joven Carlos contaba solo con 16 años. Bajo la tutela de Poey y Ximeno ensambló sus primeras colecciones de especímenes naturales, incluyendo fósiles y moluscos, los que exhibió en el nuevo colegio de su padre “Los Normales”. Problemas económicos le hacen abandonar sus estudios en 1876 para convertirse en profesor de la Escuela Normal. Allí da conferencias y clases sobre la nueva teoría de la evolución postulada en 1859 por Charles Darwin, y sus descubrimientos en el mundo de la paleontología.


Dr. Carlos de la Torre (izquierda), Dr. Luis Montane sosteniendo el craneo de Antonio Maceo (centro),
y J. R. Montalvo en 1900. 

En 1879 regresa a la Universidad de la Habana para resumir sus estudios, graduándose el 22 de septiembre de 1881. Ese mismo año, y junto a al Dr. Poey y el Dr. Johannes Gundlach, exhiben sus colecciones en la Exposición Internación de Matanzas. Sus avances le permitieron obtener su doctorado en 1883 de la Universidad Central de Madrid, España, donde su disertación se trató sobre la distribución geográfica de los moluscos terrestres de Cuba.

Viajó el mundo asistiendo a congresos y colaboró con centenares de científicos de su época, incluyendo importantes figuras como Luis Montané, Thomas Barbour, Rodríguez Ferrer, Fernández de Castro, Antonio Parra, Diller Matthew y Joseph Leidy. Sin duda, influyó de manera determinante en el pensamiento de muchos de sus estudiantes, algunos de los cuales se convertirían en personalidades de nuestra historia, como el caso del que fuera luego historiador Carlos M. Trelles Govín. 
Enseñó Anatomía Comparativa en la Universidad de la Habana e Historia Natural en el Instituto de Segunda Enseñanza en San Juan, Puerto Rico, entre 1882 y 1885. Además de su probada sapiencia demostró ser un magnifico orador y un hombre de gran versatilidad al incursionar en la política durante los primeros años de la Republica al lado del Generalísimo Máximo Gómez.


Don Carlos de la Torre con un esqueleto de Megalocnus rodens
 dedicada al matancero Carlos Trelles.

Durante los últimos años de su vida, en los que todavia permanecía activo, tomó la posición de Felipe Poey como rector de la Universidad de la Habana. Don Carlos de la Torre murió tranquilamente el 19 de febrero de 1950. El Dr. de la Torre fue un hijo distinguido de la educación y cultura de Matanzas; sobresalió por su devoción al conocimiento científico y sus esfuerzos por expandir la comprensión sobre su país y su gente. Entre sus aportes destacan las investigaciones sobre el desdentado gigante de Cuba (Megalocnus rodens) y la fauna Jurásica de la isla, solo conocida hasta ese momento en la formación San Cayetano en Pinar del Rio. Llego a participar en el estudio realizado a los restos del general Antonio Maceo y contribuyo de manera importante a la expansión del conocimiento de la Arqueología, la Geología y la Paleobiología antillana. Su muerte marcó el final de la primera etapa dorada de las Ciencias Naturales en Cuba.

Basta una rápida mirada a la obra de Don Carlos de la Torre para sentir una profunda admiración. En su antigua casa de la calle Rio no. 37 radicó la escuela primaria Julio Pino Machado, a la que asistimos muchos de nuestra generación en los años 90 del siglo XX. Allí aún es posible viajar al pasado cuando ignoramos el tiempo y compartimos el mismo espacio que ocupara uno de los más prominentes hombres de ciencia que han nacido en suelo cubano, orgullo de nuestra isla y particularmente de aquellos que llevamos sobre la piel el mismo polvo y las mismas luces que solo pueden hallarse allí, en nuestra Atenas.


Antigua casa de don Carlos de la Torre, en Calle Rio no. 37 (anos 1940s).

El legado de don Carlos de la Torre trae a la mente una cita de José Ingenieros:

“La vida vale más por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. No ha vivido más el que cuenta más años, sino el que ha sentido mejor un ideal”


Fotografía de don Carlos de la Torre en los años cuarentas, tomada en el Smithsonian.


Referencias

Mucha de esta información fue extraída de la obra “Don Carlos de la Torre en las Instituciones de Matanzas (1959) de Luis Rodríguez Rivero, secretario del Liceo de Matanzas, y la obra “La Ciencia en Cuba” (1928) de José Manuel Carbonell y Rivero. Como suplemento se extrajeron los datos de su doctorado del Archivo Nacional de España: ANH, Universidades, 6226, Exp. 8 y ANH, Ultramar, 262, Exp.22.

Carbonell and Rivero, J. M. 1928. La Ciencia en Cuba. Evolución de la Cultura Cubana. Montalvo y Calvo, La Habana.

Rodríguez Ferrer, M. 1876, Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba. Primera Parte: Naturaleza. Imprenta J. Noguera, Madrid.

Rodríguez Rivero, L. 1958. Don Carlos de la Torre en las Instituciones de Matanzas. Ateneo de Matanzas, Matanzas, Cuba.

Torre y Huerta, Carlos de la. 1909. Excursion cientifica a Vinales, descubrimiento de ammonites del periodo Jurasico en Cuba. Anales de la Academia de Ciencias Médicas, Fisicas, y Naturales de la Habana: 99-103pp.

Torre y Huerta, Carlos de la. 1910. Excursion a la Sierra de Jatibonico: Osamentas fosiles de Megalocnus rodens o Mymoprhus cubensis. Sesion del 10 de junio de 1910. Imprenta Militar, La Habana


No hay comentarios:

Publicar un comentario